Matthew Vaughn es más conocido por aparecer en los tabloides ingleses que por su labor como cineasta, a cuenta de su matrimonio con la modelo Claudia Schiffer y de ser el productor de los primeros largometrajes de Guy Ritchie, el marido de Madonna. Tal vez esa fama sea la que le ha llevado a reemplazar a Terry Gilliam, director inicialmente previsto para adaptar el libro fantástico de Neil Gaiman, basado en cuentos de hadas tradicionales. La versión actualiza ese tipo de relatos mágicos a base de incorporar un humor actualizador, en vista de que la fórmula ha funcionado comercialmente con «Shrek». Unos gags a los que se presta gustoso el Robert De Niro más histriónico, según una caracterización de pirata loco que parece seguir los pasos de Johnny Depp en «Piratas del Caribe», o los de Travolta en «Hairspray», puesto que también protagoniza un número musical travestido. El otro plato fuerte del espectáculo es la vuelta de Michelle Pfeiffer, que encarna a una lamia, en su variante anglosajona de bruja malvada. El distintivo porte monárquico del reparto lo pone el veteranísimo actor Peter O'Toole.