Un Baskonia de dos caras antagónicas dejó ayer una buena oportunidad de vencer en una cancha tan complicada como el pabellón de la Paz y la Amistad, lastrado por una nefasta primera parte en la que los de Spahija desaparecieron incomprensiblemente, lo que hizo que su fantástica remontada de la segunda mitad fuera insuficiente. Así, en su estreno continental en El Pireo, el Baskonia pasó del ridículo a la lamentación, esperanzándose en esos minutos del último cuarto en los que, de la mano de Planinic y Teletovic, incluso se soñó con el milagro de la resurrección.

Como el domingo ante el Manresa, al Baskonia le costó muy cara la «caraja» de la primera parte. Con los dos equipos con las defensas muy bajas, los de Spahija aguantaron el primer intercambio de canastas, pero fue sacar de cancha a un Pablo Prigioni que había sumado su segunda falta personal y se le apagaron las luces. Dos triples de los pívots Bourousis y Jackson permitieron el estirón y todo fue excesivamente cómodo para los de Pini Gershon a partir de ahí, ante un Baskonia sin ideas ni identidad.

Al margen de que el ataque no funcionó ante la zona 2-3 de los rojos y los porcentajes fueron escasísimos, el mayor lastre radicó en otra defensa que ni siquiera el miedo a las faltas personales puede justificar, ya que, sin realizar, ni mucho menos, un juego brillante, Olympiacoslogró hacer 55 puntos en la primera parte, mientras el Tau se quedó en una valoración de 21.

Del infierno al cielo

Un triple de un Jackson, que junto a Greer había liderado a los suyos, elevó la diferencia a 21 (58-37) puntos nada más comenzar el tercer cuarto, pero la obligada reacción vasca llegó de manera fulgurante. Y es que, en poco menos de diez minutos, el equipo gasteiztarra logró empatar a 65 tras una bandeja de Rakocevic. Como no podía ser de otra forma, la mejoría defensiva fue la clave de esta remontada, con un Planinic entonadísimo como dos y un Mirza Teletovic que terminó con 17 rebotes, 9 de ellos en ataque, como estiletes, bien secundados por McDonald, que jugó su mejor partido como baskonista en uno de sus peores momentos personales.

Sin embargo, aunque el arreón fue digno de mención y esencial para seguir manteniendo la fe en el equipo, éste terminó pasando factura en los momentos decisivos. El Baskonia llegó incluso a manejar exiguas ventajas de hasta tres puntos 71-74, pero el esfuerzo, el tener que haber jugado todo el partido con ocho jugadores y, sobre todo, el tener que ir al límite en todas las acciones, permitió al equipo griego esperar a que llegara su oportunidad y terminó decidiendo la calidad de sus exteriores Greer, que decantó el encuentro con un triple de ocho metros que puso el 88-80, y e l ex baskonista Arvydas Macijauskas, al que no le tembló el pulso desde el tiro libre en un final de partido apurado.