Miembros de la dirección de EAE-ANV comparecieron ayer en Bilbo ante los medios de comunicación para dar a conocer las principales líneas de actuación del partido tras su XI Congreso. Trataron así de superar el «veto informativo» que soportó el acto en el Teatro Barakaldo, y que su presidente, Kepa Bereziartua, calificó de «muy grave». Al hilo de ello, negó que la decisión de su formación de no invitar a aquellos medios de comunicación que «tratan de crimi- nalizarnos» conculque el derecho de información.

Juan Carlos González Lorente, nuevo secretario general, recordó que su congreso era «un acto privado» al que invitaron a muchos medios, pero no a aquellos que buscan su ilegalización.

Al margen de esta polémica, Bereziartua subrayó que en los próximos meses trabajarán para que la izquierda independentista concurra a las elecciones a las Cortes españolas, propósito que dieron a conocer el pasado 12 de octubre en Iruñea. Su principal objetivo, remarcó el dirigente ekintzale, es «defender los derechos de Euskal Herria abriendo la puerta a la independencia», a la vez que unir a una mayoría ciudadana en favor de la independencia y la unidad territorial vasca.

En esta línea, ANV profundizará en la relación con otros sectores independentistas. Lo hará a través de la idea de un Consejo Nacional Vasco (CNV) con aquellas fuerzas abertzales que «pongan por delante de sus intereses personales o de partido la consecución de las libertades de Euskal Herria», descartando a Aralar, Zutik y Batzarre.

De estas formaciones, Bereziartua dijo que «no es lógico contar con ellos» pues «no están por la labor de crear una nación», al igual que IU, PP y PSOE. Por contra, remarcó que para impulsar este objetivo de unidad de acción en clave independentista con algunos miembros de PNV y EA ha habido «mucho trabajo en común« en los últimos años, por lo que «no se parte de cero».

Además, el partido ekintzale incidirá en que la cultura y la educación estén en Euskal Herria «totalmente en manos de instituciones nacionales vascas, como única garantía de que las futuras generaciones se puedan educar en libertad en nuestra propia cultura y con los valores comunes de una cultura universal, sin imposición ni adoctrinamiento imperialista francés, español o de otro tipo».