basquet country
Estaban, pero no de verd-i-negre
Imanol AMIANO
A ver cuándo escribes del Bilbao Basket! Que si el Tau esto, que si la Euroliga lo otro, ya te vale...», me espetó un compañero de trabajo. Del «voy a hacerlo» pasé a los hechos. Mientras el domingo al mediodía programaba el vídeo de su misión imposible en Badalona -obligaciones familiares mandan-, repasé mentalmente los temas: que si la pasta de Iurbentia le permite dar un paso adelante -los ocho primeros y la Copa en el horizonte-, que si los cara y cruz precedentes...
Cuando, por la noche, rebobiné la cinta, me dio un pasmo. Bueno, dos. El primero, cuando comprobé que no había tenido en cuenta el cambio de hora y ya habían consumido medio tiempo. El segundo, cuando me di de bruces con el resultado. Tuve que pedir tiempo muerto y darle al pause. Repuesto de la impresión, o eso creía yo, asistí, aún con la boca abierta, al monólogo reivindicativo del tercer cuarto de Marcelinho Gallis ante Aíto, toda vez que ya me había perdido el del otro ex, Vázquez.
Con los bilbainos instalados en la veintena, sólo algún triple que cortaba cualquier atisbo de reacción de la Penya interrumpía el recordatorio de Iturriko de lo que había ocurrido. Como si supiera los estragos que podía causar el cambio de hora y necesitara explicar a los despistados como yo ese increíble capicúa del descanso, 24-42.
Así me enteré de que a la baja de Rudy se le había unido la del checo Barton, quizá para nivelar, dada la baja de su ex compatriota Rancik. Y éste sí que es un indicador importante: sin su estilete interior -y con sólo cinco puntos de sus dos americanos, como recordó Vidorreta-, el equipo vasco fue capaz de destrozar a un Joventut que anotó la mitad de lo que suele y que echó mucho de menos un mejor recambio exterior. Y es que estaba en el Olímpic, pero no de verd-i-negre.