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EXONLIINE | Humberto Musacchio 2007/11/1

La loca cruzada contra los vascos

(...) Hitler inventó que los judíos estaban contra Alemania, Milósevic hizo creer a los serbios que los otros pueblos de la ex Yugoslavia eran sus enemigos y en Estados Unidos el senador Joseph McCarthy arrastró a su país a una feroz persecución de comunistas.

Algo semejante ocurre en España, donde a la muerte del viejo dictador Francisco Franco la sociedad entró en un cauce que ha dado a los ciudadanos derechos, prosperidad y éxitos en todos los órdenes. (...) la vieja derecha, ahora agrupada en el Partido Popular, saboteó cuanto pudo cualquier intento de negociación y rechazó todo lo que fuera opuesto a la idea fascista del Estado unitario y centralizado. Como resultado, quedaron demasiados cabos sueltos y los políticos españoles, lejos de hacerle frente al problema, prefirieron darle la espalda (...).

Pero la insatisfacción de las minorías no se borra por decreto ni desaparece por la amnesia de políticos irresponsables. (...) Para los sucesivos gobiernos de España, neofranquistas o «socialistas», ha resultado más fácil presentar la cuestión vasca como el conflicto ocasionado por un puñado de locos y no como el saldo de una historia cruel y lamentable.

De esta manera, lejos de afrontar la cuestión vasca en toda su magnitud y buscar una salida civilizada al conflicto, el Estado español ha decidido hacer de los vascos el centro de su antagonismo. En el combate contra ETA, Madrid ha puesto en juego a policías, fiscales y jueces que presuntamente ejercen sus funciones de manera legal y legítima, pero también ha echado mano de recursos reprobados por el propio marco jurídico español, como ocurrió con los GAL, cuerpos de criminales que el gobierno de Felipe González lanzó a torturar y asesinar vascos, por la mera sospecha de que fueran etarras, parientes de éstos o simples simpatizantes.

En los últimos años, a la vieja persecución de militantes de ETA el Estado español ha sumado la hostilidad contra las organizaciones de ayuda a los presos políticos vascos, formadas mayoritariamente por familiares de los encarcelados, a quienes con total desprecio por los derechos humanos se envía a prisiones que están a 500 y más kilómetros de sus lugares de origen. (...)

Más grave ha sido la proscripción de las organizaciones de la izquierda nacionalista, destacadamente de Batasuna, a la que una y otra vez Madrid tilda de «brazo civil de ETA», sin que hasta la fecha haya podido demostrarlo, lo que no obsta para que en una aberrante decisión los políticos antivascos hayan acordado penalizar el nacionalismo, ya no sólo de izquierda (...)

Esperemos que el gobierno mexicano no se involucre en esta loca cruzada contra los vascos.

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