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Juan Bolea indaga en la codicia en su última novela policíaca

El escritor gaditano continúa en «Crímenes para una exposición» con la serie que tiene por protagonista a la subinspectora Martina, tras «Los hermanos de la costa» y «La mariposa de obsidiana».

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K. ALMAGIA | BILBO

Juan Bolea (Cádiz, 1959) desembarcó en el género negro primero como lector -«soy un apasionado de Hammet, Chandler, de Poe, de Conan Doyle...»- y luego convencido de que es un género «muy grato y al mismo tiempo complicado, por lo que merecía hacer alguna aportación». Hace unos días presentó en Bilbo su última novela, «Crímenes para una exposición» (Ediciones B), protagonizada, como las dos anteriores, por la subdirectora Martina de Santo.

«Martina tiene ese olfato especial para la investigación y al mismo tiempo tiene una extraña atracción hacia los casos difíciles y poco convencionales. Los suyos son casos muy sofisticados. Yo procuro que mis novelas, aún tratando asuntos espinosos, tengan una cierta elegancia en su factura. Huyo de la truculencia, prefiero indagar en lo sicológico y, sobre todo, me preocupo de prestar mucha atención al lector».

Intriga y acción son los ingredientes preferidos por Bolea, que afirma querer huir del realismo costumbrista, para divertir al lector. «Intento que atrape el ritmo. Pero también creo que hay que dignificar el género y una de las formas es armarlo con otras aportaciones, como son el cuidado del lenguaje y un sustrato cultural o histórico». Las novelas de la subinspectora Martina se desarrollan en los años ochenta y en ellas la protagonista mantiene una tensa relación con sus compañeros de comisaría. «Por aquel entonces la Policía española no era todo lo democrática que debía. Ella es una mujer sola en un grupo de Homicidios, rodeada de varones, entre ellos un inspector que procede del franquismo. Ella representa la lucha por la independencia y la dignidad en el mundo laboral».

«Crímenes para una exposición» se desarrolla de lleno en el mundo de los anticuarios, que el escritor gaditano conoce bien. «Es un oficio que me apasiona. En este libro desarrollo una tesis sobre la codicia, sobre cómo este sentimiento puede nublar el entendimiento, hasta qué punto a un coleccionista determinadas piezas pueden llegar a poseerle».

Esta nueva entrega vuelve a transcurrir en Bolscan, «una ciudad del norte de España, que se podría parecer perfectamente a Bilbao. Es una ciudad frente al Cantábrico, un lugar que conozco bien y que siempre me ha parecido idóneo para el ambiente de una novela negra: la bruma, los grises, la humedad, los barcos, las zonas industriales... Me siento más cómodo en un territorio de ficción, se hace más creíble la acción si no conoces las calles». Las aventuras de la subinspectora Martina serán pronto llevadas al cine, según confirma el escritor. «Se va a hacer una película sobre `La mariposa de obsidiana' y yo estoy muy ilusionado».

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