Aunque el cineasta de origen malayo James Wan se hizo famoso con la primera entrega de la saga terrorífica «Saw», ha preferido cambiar de registro y dejar atrás la violencia visual del splatter, recuperando un tema clásico del género. La relación macabra entre el ventrílocuo y sus muñecos quedó instaurada en la obra maestra de Alberto Cavalcanti que formaba parte del film de episodios «Al morir la noche», donde Michael Redgrave hizo una caracterización antológica. Posteriormente, Richard Attenborough desarrolló el mismo argumento con menos talento en «Magic», esta vez con Anthony Hopkins como protagonista.

En «Silencio desde el Mal» la figura del ventrílocuo toma el sexo femenino por medio de la veterana actriz teatral Judith Roberts, que recupera el estilo granguiñolesco de Bette Davis en «¿Qué fue de Baby Jane?», donde la diva hacía de antigua niña prodigio que llegó a tener su propia siniestra muñeca. Aquí, los muñecos infernales en cuestión adquieren una dimensión de maldición diabólica o leyenda negra local, en base a la personalidad criminal de la enloquecida ventrílocua.