Vascos en Sarriá y Montjuic
Pese al nombre, un equipo con evidente sabor vasco
En las últimas tres décadas, varias decenas de jugadores, así como significativos místers vascos, han engrosado las filas del Espanyol de Barcelona
Beñat ZARRABEITIA | BILBO
Bajo la incomoda sombra de ser el segundo equipo de una ciudad donde el Barça aglutina títulos y entorno, el Espanyol sobrevive con dignidad.
Los periquitos no han tenido un camino fácil en los últimos 30 años: dos descensos a Segunda, una galopante crisis económica que le obligó a dejar Sarriá y dos finales de UEFA perdidas en los penaltis lo atestiguan. No obstante, el conjunto catalán ha sido el refugio donde multitud de futbolistas vascos han desarrollado parte de su carrera.
Uno de los jugadores más destacados de la historia del equipo catalán es Rafa Marañón. El delantero de Erri Berri, que actuó con la selección vasca a finales de los 70, jugó un total de 262 partidos ligueros para anotar 111 tantos. Una cifra sólo superada por Raúl Tamudo, actual buque insignia espanyolista.
Otro ilustre delantero vasco que engrosó las filas periquitas fue Carlos Ruiz. El último trofeo Pichichi rojiblanco terminó su carrera en la élite defendiendo los colores del Espanyol en la temporada 81-82. Junto a él se encontraba Javier Eskalza, otro integrante del Athletic subcampeón de UEFA en el 77.
Asimismo, el conjunto barcelonés ha sido un trampolín desde donde muchos jugadores han conseguido dar un salto de calidad. Entre los nuestros, cabe destacar a Valverde y Urzaiz.
El gasteiztarra aterrizó en los blanquiazules de la mano de Javier Clemente. Bajo las ordenes del `rubio de Barakaldo', entre 1986 y 1988, el Txingurri cosechó un tercer puesto en Liga y disputó la final de la UEFA frente al Bayer Leverkusen. Tras estas dos exitosas campañas, fue traspasado junto al «Nano» Soler al Barcelona por más de 400 millones de pesetas.
Otro caso paradigmático es el de Isma Urzaiz. El delantero de Tutera, formado en la cantera del Real Madrid, había llevado una irregular trayectoria en Albacete, Celta, Rayo y Salamanca. Con 24 años y sin haber explotado, Camacho le reclutó para el Espanyol. Allí, después de marcar 13 goles, fue fichado por el Athletic a cambio de 450 «kilos». Huelga decir que durante los 11 años que el navarro ha pertenecido a la disciplina rojiblanca se ha ganado a pulso ser uno de los hombres referencia de la historia reciente del club.
Los anteriormente citados son tan sólo unos pequeños botones de muestra de una larga lista. Así, en los años setenta, Etxeberria, Amiano, el difunto Urruti, Muruzabal o Azpilikueta vistieron la zamarra periquita. A partir de 1980, ese proceso se repitió con los citados Eskalza, Carlos y Valverde, además de con Murua, Mentxaka, Txelis, Iñaki, Santi Urkiaga, Meléndez o Luis Martín. El inicio de los 90 también fue una época especialmente fructífera. Entonces, Bixente Biurrun, Pizo Gómez, Kike Aiukar o Juanjo Elgezabal llegaron a Barcelona. Tras Urzaiz, se dio el efímero paso de Corino y las llegadas de Iraizoz, Saizar e Iñigo Vélez al filial periquito.
Con el retorno de Valverde, Lacruz y Lafuente han abierto de nuevo ese camino. Un trayecto por el que también han transitado Javier Zubillaga o Tayfun, dos jugadores con clara relación con Euskal Herria.
Importación de entrenadores
Javier Clemente, Miguel Ángel Lotina o Ernesto Valverde son tres de los místers más importantes de la historia del Espanyol, pero no sus únicos entrenadores vascos. Así, en los últimos 30 años, Irulegi, Maguregi y Xabier Azkargorta también han dirigido a los catalanes.
A tenor de lo visto en el entrenamiento de ayer, donde Caparrós trabajó específicamente con los jugadores de ataque, se puede deducir que el de Usurbil tiene opciones de jugar en el centro del campo. Eso sí, no actuaría de pivote como en el partido frente al Getafe, sino que lo haría en la banda derecha. De confirmarse este cambio, sorprendentemente, Ustaritz podría ocupar el puesto de lateral derecho. GARA