Las dos personas detenidas la noche del miércoles tras la carga efectuada por la Ertzaintza en el barrio bilbaino de Santutxu, en el recibimiento al preso político vasco Iñigo Muerza, fueron puestas ayer en libertad.

La Policía autonómica acusa a uno de los dos jóvenes de «desobediencia e injurias» y al otro de «agresión a la autoridad, desobediencia y negativa a identificarse». Este último tuvo que pasar por el hospital ya que tiene rota la nariz.

En las imágenes emitidas por las distintas televisiones se pudo comprobar cómo los agentes agredieron al detenido cuando se encontraba inmovilizado en el suelo.

Por ello, la actuación de la Ertzaintza fue criticada ayer por ANV y Askatasuna. En el ongietorri a Muerza, que fue prohibido por el Departamento de Interior, participaron más de 300 personas, que quisieron ofrecer su bienvenida a un vecino que ha permanecido siete años en prisión acusado de colaborar con ETA.

Según relataron testigos presenciales a GARA, los ertzainas cargaron indiscriminadamente contra las personas que no pudieron acceder al interior de la herriko taberna, donde se estaba realizando el recibimiento, cuando se entonaba el «Eusko Gudariak». Incluso, los agentes rompieron los cristales del establecimiento con las porras creando momentos de tensión y varios heridos.

Decisión de Lakua

El grupo municipal de EAE-ANV en Bilbo y Askatasuna denunciaron en sendos comunicados la carga policial. El partido ekintzale criticó que la decisión partió de Lakua, que utiliza a la Ertzaintza «como si de una policía política y partidista se tratara». A su juicio, la actuación de ayer confirma «el claro alineamiento del conjunto del PNV con la violencia de persecución y estrategia de guerra impul- sada por el PSOE».

Askatasuna censuró el hecho de que la Policía autonómica colabore con la Audiencia Nacional.