La nueva estación de Iruñea sorprende a todos, pero muestra aún varias carencias
Con la vieja estación cerrada ya a cal y canto (se reabrirá ahora como pista de hielo), la nueva se estrenó ayer de forma quizás un tanto prematura. Faltaban, entre otras cosas, teléfonos en las taquillas. Pero no dejó de sorprender: «Parece un aeropuerto», era el comentario común.
GARA |
Un autobús que partió con rumbo a Donostia sirvió para cerrar los 73 años de vida de la vieja estación de Iruñea y otro llegado de Murcia supuso el estreno de la flamante instalación subterránea. Tras los costosos fastos de inauguración llevados a cabo durante todo el fin de semana, la nueva estación entró ayer en funcionamiento, y durante el día no cesó el trasiego de personas, más curiosos que viajeros.
Las dimensiones del recinto y las características, más propias de una terminal de aeropuerto que de una estación de autocares al uso, eran el comentario generalizado. Llamaban la atención, por ejemplo, las pantallas de televisión con el listado completo de salidas y llegadas de autobuses, las horas correspondientes y las compañías que prestaban el servicio, todo ello en castellano, euskara e inglés -aunque en estas dos últimas lenguas con letra de menor tamaño y peor tipología-. Muy diferente, en cualquier caso, de lo que ocurría hasta ahora, en que era habitual la imagen de viajeros buscando su autocar andén por andén.
La presencia de patrullas policiales fue otra constante durante toda la jornada, que se sumó a la gran cantidad de cámaras de videovigilancia instaladas.
En estas primeras horas, en algunos momentos puntuales se produjeron aglomeraciones en las escaleras de salida, que para algunos de los curiosos resultan demasiado estrechas, en contraste llamativo con la extensión de la dársena central.
Una de las mayores sorpresas para muchos de los visitantes era comprobar que los taxis se toman también en el primer piso subterráneo. Algunos conductores se quejaron de que falta información al respecto, y re- clamaron además que se puedan coger en la superficie para que las personas de edad o con problemas de movilidad no tengan que bajar las escaleras.
Los conductores, contentos
Los más satisfechos eran aparentemente los chóferes, que ya no tendrán que efectuar las complejas maniobras para acceder a la vieja sede. Un conductor de la Estellesa aseguraba que «es la mejor estación de todas las que conozco». Su demanda principal se sitúa ahora en poder estacionar más tiempo dentro del subterráneo.
No obstante, el primer día de funcionamiento evidenció que la apertura quizás haya resultado prematura. Por ejemplo, algunas taquillas de venta de billetes carecían todavía de línea telefónica, en un día en que se supone que las consultas eran además especialmente importantes. Además, una ventanilla única se encargaba por la mañana de vender los billetes de todas las compañías, lo que lógicamente provocó importantes colas. Y también resultó llamativo que no se hubiera abierto la consigna ni el punto de información, aunque algunos operarios se encargaban de atender las dudas.
A apenas cien metros de allí, en la superficie, las puertas de la vieja estación se encontraban ya cerradas a cal y canto. Será por poco tiempo, ya que a finales de mes se instalará en sus dos andenes la habitual pista de hielo navideña y un recinto de ocio infantil.
Los conductores y los viajeros eran los más satisfechos. Los primeros destacaban la comodidad del acceso, y los usuarios se sorprendían de la amplitud de la instalación y los paneles informativos.
En este primer día faltaban líneas telefónicas y ordenadores en algunas taquillas de venta de billetes, y los taxistas se quejaron de que no se les permita tomar a pasajeros en la superficie.