El circuito profesional de tenis femenino ha cerrado la persiana y como es habitual por poco tiempo puesto que en enero, en los torneos australianos, se producirá la apertura de la temporada. 2008 será el último año con el calendario actual y en 2009 la reducción permitirá a las tenistas concluir la temporada en octubre en lugar de a mediados de noviembre. Contarán con nueve semanas de descanso, dos más que ahora y tendrán que afrontar un programa de 20 torneos de nivel -seis menos que en la actualidad- cuatro de ellos obligatorios. Habrá multa para las que no comparezcan a las competiciones estrella.

Además de aumentar su tiempo libre han conseguido otro incentivo importante, incrementar en un 30 por ciento la cuantía de los premios e igualar una vieja aspiración de las mujeres deportistas, cobrar lo mismo que los hombres. Wimbledon, el último torneo del Grand Slam que se resistía a la paridad, aceptó esta temporada.

El circuito repartirá alrededor de 58 millones de euros en premios. Los cuatro citas estrellas, por detrás de los grandes, ya han calculado su bolsa: Miami e Indian Wells repartirán 2,99 millones mientras Madrid y Beijing han estipulado 2,4.

A nivel deportivo, Justine Henin ha terminado como destacada número uno tras completar una temporada de ensueño. Lo ha hecho casi a lo Federer, el indiscutible líder del ranking masculino capaz de apuntarse tres de los cuatro «majors» por año. Como al suizo se le resiste la tierra de París, a la valona la hierba de Londres.

Henin se ha llevado diez títulos en catorce torneos jugados, incluidos Roland Garros y el Open USA, además del Masters. Su estadística se completa con 63 victorias por cuatro derrotas, la última en Wimbledon durante el mes de junio cuando perdió las semifinales ante Bartoli.

Y eso que comenzó la temporada renunciando al Abierto de Australia porque pretendía poner orden en su vida privada tras divorciarse de su marido. Eso permitió a Maria Sharapova su acceso al número uno que después recuperaría Henin.

Su talento está fuera de toda duda. En unos tiempos en los que se impone la ley del músculo, la valona, con sus 167 centímetros de altura y sus 57 kilos de peso, ha salido airosa de batallas emprendidas ante ejemplos de potencia al estilo de las hermanas Williams o de Amelie Mauresmo. Resiste también la presión del público cuando tiene enfrente a rivales que se asemejan a modelos de pasarela tipo Sharapova, que son además grandes jugadoras.

Éxito ruso

La tenista de Lieja esta temporada ha dejado poco para las demás. Las Williams ganaron las otras dos citas importantes. Serena se llevó el Abierto de Australia y Venus, Wimbledon. Con 25 años, Henin que empuñó una raqueta a la edad de 5, ya posee siete títulos del Grand Slam tras una década en el circuito y en el actual liderazgo de la clasificación final de la WTA se aprecian las diferencias.

En segunda posición ha concluido muy por detrás la rusa Svetlana Kuznetsova, la mujer que lideró a su equipo para lograr la Copa Federación. Y es que las rusas han demostrado su alto nivel tenístico: tres de ellas están en el top-ten.

También el año ha deparado algunas retiradas importantes. Por el deseo de ser madre se fue la flamenca Kim Clijsters y hace un par de semanas Martina Hingis anunció su despedida tras un positivo de cocaína en Wimbledon que la suiza niega.

La mujer más joven en ganar un Grand Slam y en acceder al número uno del mundo dijo adiós con 27 años y tras regresar al circuito a principios de 2006.