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Raimundo Fitero

¿De quién?

Una de las preguntas que se hacen en la teórica y la práctica de la gestión de las cadenas de televisión es de quién son los telespectadores. Estamos en los días del año con más consumo de televisión, es decir cuando ya se nota de manera importante la llegada del frío y del tiempo desapacible, cuando apetece recogerse cuanto antes, y al calor de la estufa y con la mantita por encima dejarse llevar por las ofertas televisivas. Entonces, cuantos más clientes hay, más interesa saber a quién pertenecen. Eso suponiendo que pertenezcan a alguien.

Esta pregunta me la provoca los resultados continuados de «Escenas de matrimonio», la serie que está colocada en Tele 5 en un horario en el que no hace mucho tiempo conseguía buenísimas audiencias «Camera Café», y si uno se para a compararlas podríamos llegar a una conclusión bastante radical de que ambas ofertas, sobre el papel, deberían convocar a tipos diferentes de consumidores televisivos. Pero en los números, en la estadística, con cifras muy similares, podría llegarse a entender de que se trata de los mismos, que son, por así decirlo, clientes fijos de la cadena. ¿Existe esa fidelidad? ¿En qué porcentaje?

Es indudable que algunos comunicadores tienen su seguidores, y que las cadenas tienen unos nichos de telespectadores que se sienten identificados con sus programaciones, que por un hábito muy poco estudiado se colocan en una oferta predeterminada y preferencial, aunque de manera muy flexible. Si comprobamos cómo se sube o se baja de audiencias, con los mismos profesionales, programas similares, pero colocados en otras cadenas, se nos hace bastante difícil encontrar los comunes denominadores. Dentro de los parámetros de programación, se buscan perfiles y tipos de públicos, por edades, condición social y en horarios muy concretos. La cuestión es que en unos casos funciona automáticamente, pero en otros no, por lo tanto nadie se puede arrogar de manera absoluta las audiencias. Ni siquiera José Luis Moreno, y tendría más de un motivo. También ha tenido sus fracasos, o sus no éxitos rotundos. Aunque siga siendo un fenómeno a seguir estudiando. Pero que, por favor, nadie le copie.

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