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LA ACADEMIA DE LAS CIENCIAS, LAS ARTES Y LAS LETRAS

«Jakiunde es la academia de un país, un foro interdisciplinar»

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Maider EIZMENDI | DONOSTIA

Acaba de estrenar su presidencia en Jakiunde. Sin embargo, ya ha adelantado que la suya va a ser una etapa corta.

En estos momentos creo que tengo que elegir. Estoy acercándome a los sesenta años y, aunque me encuentre en plena forma, obviamente hay que dejar paso a la juventud. Uno no puede dejar los puestos de responsabilidad cuando tiene 70 años, de forma que su equipo tenga ya 60. De hecho, ya lo estoy haciendo en mi grupo de investigación. La presidencia de Jakiunde es una decisión del presidente de Eusko Ikaskuntza y los otros miembros de Jakiunde. Para mí es un gran honor, puesto que supone que se ha tenido una gran confianza en mi persona.

Aceptar este tipo de cargos sólo se puede hacer cuando se dan dos condiciones: por un lado, estar convencido de que la misión es importantísima, como lo estoy yo; y por otro, estar seguro de la gran cantidad de talento superior a la de uno mismo que hay para suceder su etapa, y a mí no me cabe la menor duda de que lo hay.

¿Cómo va a afrontar esta «corta» pero intensa etapa?

Mi intención es aprender de los sistemas más desarrollados en esta materia para establecer la arquitectura institucional y los rigurosos criterios de ampliación de Jakiunde, que debe ser ampliada y mucho. También debemos tomar referentes en las formas de comportamiento y de actuación de los sistemas más avanzados del mundo. Debemos mirar al norte, que es de donde llega el viento fresco a nuestro país. Una vez haya logrado esto, que sigan otros. Yo quiero dedicar los últimos años de mi vida profesional a sacar adelante algunas ideas que me interesan. Pero, aun así, debo subrayar que he aceptado el cargo con una honra muy grande. No sólo soy el presidente de Jakiunde, sino su primer presidente.

Su labor va a ser, por lo tanto, encarrilar esta iniciativa.

Hay que ver las formas de comportamiento, las formas de actuación y de selección de las mejores experiencias del mundo y adaptarlas a nuestra dimensión. Se debe huir de experiencias burocráticas que al principio parecen diseñadas estupendamente y luego se convierten en corsés.

La arquitectura institucional quizá es lo más complicado de todo. Hay veces que uno piensa que está organizado porque está regulado por decretos y reglamentos... Eso es lo que tenemos que ir aprendiendo con ensayo y error. No pensar que si ahora nos organizamos en comisiones y copiamos el reglamento de otra academia ya estamos organizados. Hay que ver cuál es la arquitectura institucional que, siendo flexible y pragmática, sea no burocrática y, a la vez, eficiente. Es uno de los primeros desafíos.

¿Qué es lo que va a aportar Jakiunde?

Se extenderá a todos los territorios de Euskal Herria y quiere ser referente en formas de comportamiento, en rigor en el análisis, en asesoramiento. Es la academia de un país, una academia interdisciplinar como la que tiene Escocia. La academia de ese país es impresionante por su amplitud y calidad. Yo creo que a largo plazo Jakiunde tiene que ser un foro de pensamiento de excelencia en lo estratégico, que sirva como guía en estos grandes temas y, a la vez, en asesoramiento a las instituciones públicas y privadas que así lo requieran. Una academia de verdad con interdisciplinariedad, como tienen todas las naciones del mundo.

¿Cómo han sido elegidas las personas que forman la academia?

La elección la ha hecho Eusko Ikaskuntza. Eusko Ikaskuntza ha realizado una gran labor como impulsora de este proyecto. Los criterios iniciales de nombramiento de los miembros de Jakiunde intentaron ser los más objetivos posibles y se ha procurado que sea gente que ha obtenido diferentes reconocimientos externos, como premios. A partir de ahora la ampliación es tarea de sus miembros actuales. Yo creo que Jakiunde triunfará si dentro de diez años, por ejemplo, cada año el mundo de las ciencias, el de las artes o el de las letras mira a quién nombran como académico. Si nosotros, dentro de unos años, conseguimos que la gente esté esperando el nombramiento de nuevos académicos -para lo que se debe estar abierta a la ampliación a medida que el talento se amplíe- habremos triunfado. Para ello, hay que trabajar con rigor, con objetividad, con excelencia y olvidarnos de cualquier otra característica, sea política, social... Yo soy partidario de una academia amplia con muchos miembros en la que se busque fundamentalmente la excelencia profesional como criterio principal.

¿Había un hueco, un espacio para una academia de este tipo en el panorama de Euskal Herria?

Todos los países del mundo tienen academias y éstas cumplen una labor muy importante, por lo que nosotros no vamos a ser tan singulares de no necesitarlo. El propio impacto que ha logrado su mero anuncio es indicio de que había una cierta necesidad. Si se ha acertado o no sólo se verá en un plazo inferior a diez años.

Las ciencias, las letras y las artes; la academia aborda las tres áreas, ¿qué aportará cada una de ellas a las demás?

Hace unos años se celebró en Madrid un congreso de academias de nueve países del mundo y se realizó una declaración en la que se decía que muchos de los problemas a los que las academias deben contestar tienen un gran componente interdisciplinar. En la propia especialización de las academias se encuentra una dificultad a su repuesta. La naturaleza del avance de todos los campos exige inevitablemente la especialización. Para estar en la frontera hay que avanzar muy rápidamente en un ángulo muy estrecho. Si uno amplía el ángulo, reduce el ratio y no puede llegar muy lejos. Por eso es importante que los estudiantes al principio reciban una educación lo más amplia posible, pero siempre intentando que lleguen a la frontera de su campo, para poder así aportar algo y no se conviertan en sabios y en eruditos. La diferencia entre el investigador y el sabio es ésa: un investigador quiere aprender para descubrir; un sabio quiere descubrir para saber.

Esta academia deber ser interdisciplinar, pero esto no se puede lograr desde una educación muy amplia de todos sus miembros, sino con la excelencia de cada uno de ellos en su propia disciplina y logrando que se abran unos con otros. En esa interdisciplinariedad radica la fuerza de Jakiunde y, a la vez, ahí puede radicar su debilidad.

Éste es el gran problema de «las dos culturas». Hoy yo he visto a intelectuales «orgánicos» enorgullecerse de no saber nada de matemáticas. El orgullo de alguien por desconocer es una cosa aberrante. No es lo mismo el desinterés por otros temas, que a veces resulta inevitable. Si alguien quiere contribuir en su campo tiene que estar tan obsesionado en él que prácticamente no tiene tiempo para los otros. Por ello, tener lugares de encuentro entre gente que ha hecho algo en su propio campo es muy importante y esta academia puede proporcionarlo. Por esa razón deseo que sea lo más amplia posible, puesto que hay muchísimas áreas en las que hay gente excelente en Euskal Herria a la que hay que incorporar. Yo tengo en mente una academia por lo menos tres veces más grande que la del momento inicial y abierta al nuevo talento. La decisión, no obstante, no es mía sino del conjunto de miembros actuales.

¿Qué lugar ocupa la divulgación en las prioridades de la academia?

Personalmente me gustaría que pronto hubiera conferencias en las que cada académico preparase una lección en su campo con gran rigor, pero a la vez comprensible para personas de otros campos. Además, deseo que esas conferencias se diesen por todos los institutos de enseñanza media de Euskal Herria. Eso es algo que hacen muchas academias y me parece una gran idea. Quisiera, asimismo, que del contacto con instituciones de todo el mundo surgiera un flujo de visitantes a nuestro país, sin intermediarios.

Las reuniones de Jakiunde no serán frecuentes. ¿Tendrá sede la academia?

Sí, la academia tendrá sede. Hay conversaciones adelantadas entre el alcalde de San Sebastián y el presidente de Eusko Ikaskuntza. Tiene que ser una sede cómoda y confortable para la realización de su función y para que sea un punto de encuentro para los propios académicos. Internet no ha sucedido al contacto personal.

¿Con qué presupuesto cuenta la organización?

Esa información la maneja Eusko Ikaskuntza, pero al principio no necesitamos mucho. Aun así, no creo que tenga problemas presupuestarios, porque cuando presentamos la iniciativa al lehendakari Ibarretxe y al presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, mostraron interés. No obstante, hay que subrayar que la academia Jakiunde surge desde Eusko Ikaskuntza, como institución vertebradora del país, pero surge autónoma y será autónoma en su funcionamiento y, cuando podamos, en su estructura jurídica. La fuerza de Jakiunde radica también en su libertad, en ser autónoma, incluyendo a los patrocinadores y creadores, como lo son otras academias del mundo.

«El zodiaco dice que los géminis somos muy dispersos y en mi caso es así»

El presidente de Donostia International Physics Center es conocido por su nutrida y exitosa trayectoria profesional. Sin embargo, tampoco es de extrañar verlo en otras facetas, como la deportiva.

¿Dónde inició sus estudios?

Estudié primeramente en Izaba y luego en Lekaroz. Era un colegio muy famoso por su disciplina y también por su calidad. Es el colegio donde estudiaron el Padre Donostia, Oteiza, Leizaola, Irala, Hilario Olazaran, Euskitze, Berasategi, Marichelar... Yo fui allí porque toda mi familia había ido: mi aitatxi, el aita y luego yo. Guardo un gran recuerdo de Lekaroz y de aquellos años. La carrera universitaria la realicé en la Universidad de Navarra, el primer curso en Pamplona y los posteriores en Donostia, y, tras permanecer casi un año en Barcelona, me trasladé a Cambridge, donde me doctoré.

¿Qué es lo que soñaba ser Pedro Miguel Etxenike cuando era niño? ¿Qué le gustaba?

Me gustaban muchas cosas y bastantes las hacía bien. Casi todo, porque, por ejemplo, aunque me guste mucho la música, mi sensibilidad y mi sentido del ritmo es cero. Lo mismo en dibujo... A mí me gustan mucho los bertsolaris, pero para coger el ritmo y el tono adecuado de un bertso... El día en el que me dieron la Medalla de Oro de Gipuzkoa un buen amigo mío me había preparado un bertso y tuvo que ayudarme González de Txabarri a empezar. Posteriormente, me contestó Egaña con un torrente de bertsos de respuesta, dejando claro quién es quién (se ríe).

La verdad es que no me veía como físico a los nueve años. Las matemáticas siempre me han gustado, al igual que la física y la química, porque un problema, si lo entendías bien, lo hacías rápidamente. La cuestión es entenderlo. Sobre lo de ser físico, si tuviera que volver a elegir lo haría de nuevo porque he tenido una vida bonita y no me importaría repetirla.

Aún hoy es una persona que, aunque dedique mucho tiempo a su faceta profesional, tiene multitud de aficiones, ¿no es así?

Sí todo me gusta. Yo no creo en el zodiaco, pero dicen que aunque no creas aciertan. El zodiaco dice que los géminis somos muy dispersos y en mi caso ciertamente sí.

Supongo que, como lleva haciendo durante muchos años, el pasado domingo participó en la Behobia-Donostia.

No, no he podido salir este año, pero fui a verlo con gran nostalgia. Tenía el dorsal, pero me lesioné. Estuve animando a los corredores, pero con mucha pena.

Es una persona muy aficionada al deporte, aplica usted eso de «mens sana in corpore sano».

Sí, además de correr, me gusta la montaña, del mismo modo que me gusta leer, montar en bicicleta, reunirme con los amigos, el cine... Todos los años hago los mismos montes. Este año anduvimos cuatro días en bicicleta por Bidangoz, Burgi, Otsagabia... y seis días de monte en los que subimos al Anie, la Mesa de los Tres Reyes, Ezkaurre, el Petrechema y Acherito. También hice una ruta, conocida como «la ruta de los contrabandistas», uno de los recorridos más bonitos del Pirineo y que recomiendo enérgicamente a todo el mundo. Los guipuzcoanos son muy de hacer cimas y se pierden el placer de realizar recorridos por las laderas de las cumbres. M.E.

«Publicar en `Nature' siempre es una alegría»

Que publiquen uno de sus artículos en la revista «Nature» o en una publicación de similar renombre es uno de los sueños de cualquier investigador. A Etxenike no le es ajena esta sensación. El último número de la revista recogió en portada una investigación a la que ha aportado la base teórica. «El ser portada del Nature para cualquier investigador supone una alegría, porque significa el reconocimiento internacional por la primera revista del mundo en estos temas». El físico hace hincapié en la transcendencia del trabajo realizado en el laboratorio de Attosegundos del Instituto de Óptica Cuántica Max Planck de Munich: «El primer paso para ampliar la capacidad de la electrónica moderna es saber controlar el movimiento de los electrones en sólido entre átomos individuales. Para controlar ese movimiento hay que medirlos, y esto es lo que se ha conseguido con esta investigación».

Sin embargo, sintió una alegría similar cuando la misma revista publicó en julio uno de los artículos de su equipo: «Fue una investigación surgida de este centro hace muchos años. Se cuestionó por la comunidad científica, que no encontraba la forma de medir nuestra predicción. Finalmente se ha hallado y ratificado». Él le llama, en reconocimiento a uno de sus colaboradores, «El plasmón de Silkin». «Es una nueva forma de oscilación de los electrones en la superficie, que tiene que ver con futuros desarrollos electrónicos», explica.     M.E.

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