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Belén Martínez Analista social

Violencias invisibles

Existen formas de violencia que han sido relegadas a un segundo plano, como la violencia sexual y sexista en el ámbito deportivo, un tema tabú, debido a que la mayoría de los perpetradores son mayoritariamente hombres

De entre nosotros, ¿quién no recuerda los sucesos acaecidos en 1985 en el estadio de Heysel, durante la final de la Copa de Europa que jugaban los equipos de Liverpool y la Juventus, en el que murieron 39 personas y 600 resultaron heridas?

Hooligans alborotadores, ultras que ejercen una violencia extrema dentro y fuera de los estadios, hiriendo o segando la vida de las personas, como le ocurrió a Aitor Zabaleta, asesinado por seguidores fascistas del Atlético de Madrid. También mueren niños por culpa del lanzamiento de bengalas encendidas. Se suceden las crónicas en las que policías disparan contra hinchas: un aficionado del París Saint-Germain muerto, y otro gravemente herido, durante un altercado que tuvo lugar tras el encuentro de Copa de la UEFA entre el equipo francés y el Hapoel Tel-Aviv; Gabriele Sandri, aficionado del Lazio de Roma, fallecido en un área de servicio cuando se dirigía a apoyar a su equipo. También mueren policías, como Filippo Racite, que perdió la vida durante una batalla campal entre hinchas del Catania y del Palermo.

A pesar de que el fenómeno de la violencia en el deporte es objeto de atención en los medios, no todas las violencias tienen la misma consideración. Existen formas de violencia que han sido relegadas a un segundo plano, como la violencia sexual y sexista en el ámbito deportivo, un tema tabú, debido a que la mayoría de los perpetradores son mayoritariamente hombres.

Doce jugadores y ex jugadores del FC Thun de Suiza fueron detenidos la pasada semana, acusados de haber mantenido relaciones sexuales con una adolescente, con su «consentimiento», «en varias ocasiones» y «en formas distintas». La chica recibe atención psicológica especializada, debido a las secuelas producidas por los abusos. En agosto, dos jugadores de jockey eran declarados culpables de violación. Además, varios entrenadores responden ante la justicia, acusados de haber abusado sexualmente de chicos y chicas a las que entrenaban. Lo mismo se puede decir de otros tantos casos en disciplinas como la gimnasia artística, la natación o el esquí alpino.

La ley estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, no contempla la violencia sexual y sexista. Es urgente abordar este fenómeno, cuya magnitud desconocemos, mediante campañas de sensibilización y códigos éticos dirigidos a jugadores, entrenadores, árbitros y jueces; juntas directivas; patrocinadores públicos y privados, familias y medios de comunicación, prestando especial atención a cuestiones, aparentemente banales, como las relaciones entre supporters y jugadores, principalmente si se trata de adolescentes.

¿Qué valores transmiten las cadenas televisivas que emiten programas en los que se promocionan historias de chicas que tienen «rolletes» con deportistas adultos? Los encuentros sexuales mediatizados se han convertido en una vía de fácil acceso al reconocimiento y prestigio. Más medidas para la detección, prevención y erradicación de este tipo de violencias.

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