El nuevo ministro de Defensa polaco, Bogdan Klich, afirmó ayer que Polonia debe reconsiderar «los beneficios y los costes» que implica para su país la construcción de un sistema de escudo antimisiles estadounidense en su territorio. En este sentido, añadió que «si el balance resulta desfavorable», el Gobierno de Varsovia debería «extraer una conclusión de esos resultados».

Las declaraciones de Bogdan Klich, publicadas ayer en el diario «Dziennik», muestran la postura del nuevo Gobierno, que tomó posesión el pasado viernes, respecto a esta polémica cuestión.

El nuevo primer ministro, Donald Tusk, ha prometido adoptar una actitud más firme en sus relaciones con Estados Unidos. Con anterioridad a su elección como primer ministro, Tusk había anunciado que revisará la instalación del escudo antimisiles estadounidense en suelo polaco, además de acelerar el regreso de los militares en Irak y firmar la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

Cuando el primer ministro era aún Jaroslaw Kaczynski, el Ejecutivo de Varsovia inició las negociaciones con Washington, que pretende colocar diez interceptores de misiles en Polonia. Pero hay quienes temen que este acuerdo perjudique las relaciones con Rusia, que ya ha advertido repetidamente de que el proyecto de Estados Unidos podría desencadenar una nueva carrera armamentística.

Aunque Rusia ha llegado a amenazar con enviar misiles de corto alcance a Bielorrusia, que hace frontera con Polonia, Estados Unidos, que también quiere instalar un sistema de radar en la República Checa, insiste en que su único objetivo es hacer frente a la amenaza potencial que supone Irán, no Rusia.