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obituario Referente del alpinismo vasco

Jose Zuazua In memorian

El alpinista y espeleólogo bilbaino murió el pasado día 11. Entre las aportaciones más importantes de Zuazua, destaca la guía de escaladas de Atxarte. Además, fue miembro del GET y, como tal, participó en numerosas exploraciones subterráneas.

Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Fue el pasado día 11 en las escaleras de su casa. Una caída, y todo se acabó. Jose Zuazua, un importante representante del alpinismo vasco de la década de los 80, se despedía. Tenía 47 años. A diferencia de otros compañeros, Zuazua no fue mediático, pero algunas de sus aportaciones en el mundo de la escalada y el alpinismo fueron muy importantes. Dicho así, parece que sólo nos quedamos con el Zuazua alpinista; y no lo quisiéramos, no. Durante estos últimos 12 años también se dejó notar, y mucho, en la espeleología, donde participó en numerosas expediciones a nivel de Euskal Herria e internacional.

Pero vayamos poco a poco recordando su figura. Para empezar, nos queremos quedar con el Zuazua enamorado de Atxarte. No hay ninguna duda, él mismo lo afirmaba, Atxarte fue su segunda casa. No paraba de escalar en sus paredes, no paraba de abrir vías... la conexión Zuazua-Atxarte era tan intensa que el escalador bilbaino se atrevió, y eso lo queremos subrayar con letras grandes, con la primera y única guía de escaladas de esa zona vizcaina. Eran los 80, unos años en los que las guías de escaladas brillaban por su ausencia y, gracias al gran trabajo del bilbaino, los escaladores vascos de la época tuvieron la suerte de tener entre sus manos la información más completa de las vías de Atxarte. Desde el punto de vista de las publicaciones, ésta fue la aportación más destacada del bilbaino.

Zuazua fue un representante destacado del alpinismo vasco de los 80. Pertenecía a ese importante grupo vizcaino de los Bedia, Posada, Tamayo, San Sebastián, Zulu, Dávila... Como sus compañeros, no sólo quiso «encerrarse» en las paredes y montañas más cercanas; también quiso conocer lo que se cocía fuera de aquí. Expediciones a los Andes bolivianos y peruanos, al Monte Kenya, a Patagonia, al Aconcagua... casi todo en las década de los 80. Fueron expediciones de importante calado, sobre todo si tenemos en cuenta que eran pocos todavía los que se aventuraban con objetivos de envergadura técnica fuera de Euskal Herria.

Pero, seguramente, para gran parte de los montañeros vascos hay otra faceta de Zuazua bastante desconocida, la de espeleólogo. Fue una atípica apuesta, ya que a principios de los 90 cambió de look, dejó casi por completo sus actividades alpinísticas y pasó a conocer otro mundo que le iba a cautivar: el subterráneo.

Espeleólogo

Fue miembro del GET de Bilbo en la etapa comprendida entre 1995 y 2004. Tomó parte en las exploraciones de la Torca del Carlista, en las cuevas y simas del Karst de Pagasarri, en el Karst de Dima, en las expediciones «Mogote» a Cuba, en el documental «La Danza del Agua» de la seria televisiva «Al filo de lo imposible»... Ya en el 2004, el GET pasa a ser la Sociedad de Ciencias Espeleológicas Alfonso Antxia y, cómo no, Zuazua no quiere perderse la nueva aventura. Con este grupo sigue trabajando en numerosos proyectos: el Karst de Karrantza, los estudios sistemáticos en las cuevas de Euskal Herria y del Estado español...

También fue un gran experto en temas de la Guerra Civil, y muestra de ello es la excavación que llevaba a cabo desde hace unos años con arqueólogos de la Diputación de Bizkaia y unos amigos de Elorrio.

A grandes rasgos, ése es el Jose Zuazua alpinista y espeleólogo. Uno de sus amigos y compañeros en tareas espeleólogas, Jabier Les, también ha querido recordar en esta página la figura de Zuazua: «Nada más conocernos, recorrimos durante 17 días en bicicleta el sistema montañoso de Galicia y Portugal. Mientras viajábamos recibió la noticia de la muerte de su amigo Zulu en el Karakorum. A pesar del gran golpe, continuamos el viaje, ya que para Jose el objetivo era lo más importante. Decía que pase lo que pase había que seguir. Para mí, era una postura un tanto dura, ya que en mi opinión lo verdaderamente importante no era la expedición sino el equipo».

Según Les, sus vivencias, buenas y malas, en la alta montaña le hicieron una persona dura: «Con Jose montamos en el 97 nuestra primera expedición a Cuba. Era nuestro primer viaje y nos encontramos en Cuba con un periodo especial. No lo pasamos nada bien, pero Jose sabía dar la vuelta a la situación contando, entre otras, anécdotas de sus expediciones a la montaña. Como escalador también recuerdo una imagen especial. En los tiempos que se organizaba el carnaval en Atxarte, le vi vestido de romano con su traje de centurión y el cepillo en el casco; de esa guisa se fue a escalar. Tenía un don de gentes, sabía cómo hacerse oír, y gracias a ello, vivimos unas experiencias inolvidables en las expediciones a Cuba. A pesar del duro trabajo en las cavidades, Jose tenía tiempo para animar a los compañeros. Y si había algún problema con algún paso, siempre se apresuraba a superarlo. Fue un verdadero guía, muy metódico y un gran entusiasta de su trabajo. Le había pillado tanto la espeleo que era de la idea de irnos todos los fines de semanas a las cuevas».

la primera guía

La conexión Zuazua-Atxarte era tan intensa que el escalador bilbaino se atrevió con la primera y única guía de escalada de esa zona vizcaina. Eran los 80, una época en la que no existían las guías de escalada

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