El presidente ruso, Vladimir Putin, arremetió ayer duramente contra la oposición a la que acusó de actuar «como chacales en embajadas» y de ser agentes de Occidente. «Lamentablemente, hay algunos dentro del país que cuentan con el apoyo de fondos y gobiernos extranjeros y no con su propia gente», afirmó. «Aquellos que nos enfrentan quieren un estado débil y enfermó», añadió de forma tajante en un mitin organizado por el movimiento Por Putin en Moscú.

«Quieren tomar las calles; aprendieron de los expertos occidentales y recibieron entrenamiento en las repúblicas vecinas», resaltó en clara referencia a los movimientos populares pro occidentales de las vecinas Georgia y Ucrania. En su intervención, Putin insistió en que la oposición desea «crear una Rusia desorientada y dividida, vulnerable a trucos sucios».

También criticó a aquellos que gobernaron Rusia en la década de los 90 y que, según dijo, «quieren volver al poder para restaurar un régimen oligárquico, basado en las mentiras y corrupción». «Si toman el poder, nos volverán a engañar a todos», remarcó.

Por la mayoría en la Duma

Aunque Putin anunció su decisión de no presentarse a las elecciones presidenciales, expresó su intención de permanecer en la política, probablemente, como primer ministro. De hecho, el todavía presidente encabeza la lista del partido oficialista Rusia Unida a los comicios parlamentarios del 2 de diciembre. «El país necesita un parlamento responsable y no uno populista y por eso, Rusia Unida debe obtener la mayoría en la Duma», lo que le permitirá «participar activamente en la formación de la política del futuro gobierno». «Esto -agregó- es indispensable para asegurar la defensa de nuestra política de fortalecimiento de Rusia».

Putin fijó la principal tarea en «garantizar la continuidad del rumbo del país. Precisamente, la pasada semana el movimiento Por Putin propuso que sea considerado «líder nacional» y así su política tenga continuidad una vez que deje el Kremlin.