Joan Bidart, hospitalizado tras intentar suicidarse en la cárcel de Tulle
Encarcelado a cientos de kilómetros de Euskal Herria y en situación de aislamiento, el preso político Joan Bidart intentó quitarse la vida el lunes, y en este momento se encuentra hospitalizado. Sobre su estado, sin embargo, apenas se sabe nada, y sus familiares no conocieron la noticia hasta ayer, cuando llamaron a la prisión de Tulle para pedir visita el fin de semana. Askatasuna ha convocado movilizaciones esta tarde en Lapurdi y Nafarroa Beherea.
GARA |
Los familiares de Joan Bidart no conocieron la noticia hasta ayer, cuando llamaron a la cárcel para pedir una visita el próximo fin de semana. Fue entonces cuando los responsables de la prisión les comunicaron que este preso político vasco había intentado suicidarse el pasado lunes y que se encontraba hospitalizado.
Al cierre de esta edición se desconocían más detalles sobre el estado de salud de Bidart, quien, como recordó ayer Askatasuna, fue detenido en la operación policial desarrollada el pasado 24 de setiembre en Lapurdi y Nafarroa Beherea, en la que fueron arrestadas 15 personas, de las que ocho quedaron en libertad y otras siete, entre ellas el joven de Ortzaitze, fueron encarceladas. En un principio fue conducido a la prisión parisina de La Santé, pero el pasado 12 de octubre lo trasladaron a la de Tulle, donde era el único preso político vasco.
Una circunstancia a la que hay que añadir el hecho de que se encontraba en situación de aislamiento, según denunció el organismo antirrepresivo; un estado de extrema dureza que ha sido denunciado reiteradamente por los propios presos y sus familiares.
Movilizaciones
Askatasuna ha convocado una conferencia de prensa esta mañana en Baiona, en la que ofrecerá información sobre el estado del joven prisionero y se hará una valoración política de lo sucedido.
Asimismo, esta tarde se han convocado movilizaciones y asambleas informativas en Lapurdi y Nafarroa Beherea.
La Gendarmería detuvo a Joan Bidart en la mañana del 24 de setiembre en Ortzaize, en una macrorredada ordenada por las juezas Laurence Le Vert y Marie-Antoinette Houyvet que responsables policiales españoles y franceses y medios de co- municación ligaron con un sabotaje sufrido por el complejo hostelero dirigido por Alain Ducasse el año pasado, pero que desde Askatasuna no dudaron en calificar de «montaje» y «mascarada».
La portavoz del organismo antirrepresivo Anais Funosas, que valoró que «Euskal Herria se encuentra en una nueva fase represiva», llamó la atención entonces sobre el alarde de medios policiales -en la operación participaron hasta 200 agentes- y sobre la presencia de las dos magistradas, que participaron en los largos registros que sufrió el local Kalaka en medio de la expectación de un gran número de periodistas. Por ello, no dudó en calificar de «operación mediática» el operativo policial.
Desde Askatasuna denunciaron también la violencia empleada por los agentes policiales durante la operación, en la que llegaron a hacer uso de sus armas de fuego, como sucedió cuando entraron en el domicilio de Mixel Barnetxe.
Asimismo, Cedric Garai fue arrestado en el hospital donde se hallaba porque su mujer había tenido un niño. Los policías también irrumpieron con armas en la casa de Xabier Pérez Susperregi y Ageda Goikoetxea, en presencia de su hijo de corta edad, y el propio Joan Bidart acababa de ser operado y requería reposo cuando la Gendarmería fue a por él.
Joan Bidart, además de estar encarcelado a cientos de kilómetros de Euskal Herria y ser el único preso político vasco en Tulle, se encontraba en situación de aislamiento, según denunció Askatasuna.
El organismo antirrepresivo, que ha convocado movilizaciones esta tarde en Lapurdi y Nafarroa Beherea, informará hoy sobre el estado del joven prisionero.
«Es una clara política de guerra, que puede acarrear terribles consecuencias si no la paramos de inmediato». Esta denuncia que Askatasuna lanzó el 4 de mayo parece tener ahora, tras conocer la noticia del intento de suicidio de Joan Bidart, un carácter premonitorio.
En aquella comparecencia, el organismo antirrepresivo llamó a movilizarse contra la «peligrosa política de agresión» que el Estado francés desarrolla contra los militantes vascos, que han visto cómo el castigo y la represión sufrida por las autoridades francesas se ha incrementado en gran manera en los últimos tiempos, citando a modo de ejemplo las condenas impuestas por hechos anteriormente juzgados, las prohibiciones sistemáticas de vivir en el Estado francés o la aplicación de la «condena de seguridad» a fin de impedir que los prisioneros vascos puedan salir de prisión.
Askatasuna denunció que la «jurisdicción de excepción del Estado francés está al servicio de una estrategia política», y valoró que la actitud que mantiene el Ejecutivo de París «sólo puede generar odio».
Ese mismo día, Askatasuna dio a conocer en Donostia que dos presos políticos vascos habían intentado suicidarse, y denunció que «es la cruel política penitenciaria» que sufren los represaliados la causante de los intentos de acabar con su vida a cargo de estas dos personas.
«No son fruto de la casualidad, sino consecuencias buscadas y dirigidas desde los poderes públicos», denunció entonces Juan Mari Olano, hoy preso por participar en una manifestación en favor de los prisioneros el 9 de setiembre.