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La rotura de una tubería en Rekalde deja sin agua a unos 200.000 bilbainos

La rotura fortuita de una tubería general, a las 8.30 en Rekalde, dejó sin suministro de agua a unos 200.000 bilbainos. Dos horas y media más tarde, gracias a otros recursos alternativos, la mayoría de la villa recuperó el abastecimiento, excepto el barrio donde se produjo la avería.

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Agustín GOIKOETXEA |

Las obras de renovación de las conducciones de agua que abastecen a la mayor parte de los barrios de Bilbo jugaron ayer, de nuevo, una mala pasada a los responsables municipales. Sobre las 8.30, cuando se estaba procediendo a la retirada de un prisma de hormigón de una tubería en una zanja en la confluencia de la calle Gordoniz con Biarritz, en Rekalde, la eslinga se desprendió de la grúa e impactó contra una conducción antigua de 700 milímetros de diámetro.

La rotura provocó un reventón, con el consiguiente corte del suministro desde el depósito de Elejabarri, que se abastece del pantano burgalés de Ordunte, un recurso propio del Consistorio bilbaino. El abundante caudal, antes de ser controlado por los operarios municipales, inundó una cafetería y una librería, así como algún garaje, próximos al tajo, lo que hizo necesaria la presencia de los bomberos para achicar el agua.

Además, un portal donde reside una persona con discapacidad -según el concejal de Obras y Servicios, José Luis Sabas- sufrió una pequeña inundación. El tráfico rodado también se vio afectado, aunque fue reestablecido en poco tiempo.

El corte del abastecimiento o la bajada de presión afectó a todos los barrios de la capital vizcaina, excepto a Otxarkoaga, Txurdinaga, Begoña, Santutxu y Bolueta, cuyo suministro procede de los recursos del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia. Deustua, Casco Viejo, Castaños, Abando, Indautxu, Ametzola o Basurto, entre otros, sufrieron las consecuencias en mayor o menor medida.

En los pisos bajos de muchos edificios se produjo una bajada de presión, mientras que en los altos y en los inmuebles ubicados en las faldas de los montes el corte fue total. Poco después de producirse el incidente, la directora de Aguas, Noelia Izquierdo, manifestó a Radio Euskadi que la situación estaba «controlada» y aventuró que el abastecimiento iba a normalizarse en horas.

«El depósito de Elejabarri es uno de los principales dispensadores de agua potable para los ciudadanos de Bilbao y que tiene una antigüedad de 80 años, por eso se estaban llevando a cabo esas obras de remodelación de estas infraestructuras cuando ocurrió el accidente», manifestó Sabas, quien afirmó que «no es necesario buscar culpables en este incidente».

La solución fue captar agua del depósito de Larraskitu, que se abastece de la planta de Beteluri del Consorcio, para dar servicio a Irala, San Adrián, Indautxu, Basurto o Ensanche. Mu- chos de los barrios que ahora se nutren de la red municipal de Ordunte lo hacían hasta hace pocos años con agua de la mancomunidad, por lo que se utilizará este caudal hasta que se repare la avería en Rekalde, cuyos habitantes fueron los que peor parte se llevaron, pues hasta bien entrada la tarde no se reestableció el servicio. Tres aljibes con agua no potable trataron de paliar las consecuencias y también se instalaron cuatro puntos con agua potable.

Dos horas y media se tardó en subsanar las consecuencias del reventón, debido -según fuentes municipales consultadas por GARA- a que son «maniobras lentas, donde hay que cerrar unas llaves y abrir otras para que el agua quede justamente fuera del alcance de la rotura».

Obstáculos

El Servicio de Aguas mandó hace un tiempo soldar todas las tapas de acceso a las llaves que inyectan agua desde la red del Consorcio, lo que genera problemas a los operarios cuando surge algún imprevisto como la rotura de ayer.

Menos flexibilidad

La decisión de clausurar las llaves de conexión a la red del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia provoca que, ante situaciones de emergencia, se tarde más en reanudar el abastecimiento a los vecinos de la villa.

Plan Integral

EAE-ANV reclamó al equipo de gobierno PNV-EB que impulse un plan integral de renovación progresiva de la red de tuberías. La formación ekintzale les acusó de llevar a cabo una política «guiada por la improvisación».

El depósito de Larraskitu es uno de los pocos que falta por reformar por parte del Consistorio

Los efectos de la rotura de una de las tuberías clave en el abastecimiento de agua a Bilbo pudieron ser paliados gracias al desvío de caudal desde el depósito de Larraskitu, uno de los de mayor capacidad de los municipales -con 24.000 metros cúbicos- pero que curiosamente es uno de los pocos que aún no ha sido reformado por el Ayuntamiento.

Las actuaciones en Larraskitu, según fuentes municipales consultadas por GARA, se limitan al cambio de las caducas válvulas de salida, que durante más de 15 años ocasionó una importante fuga en el depósito. Sin embargo, las válvulas de entrada que regulan la cantidad de agua que llega de Elejabarri y de la red del Consorcio aún no han sido instaladas, a pesar de que el proyecto lleva años encima de la mesa de los responsables locales.

Así, el depósito municipal en peor estado, el de Larraskitu, «ha salvado el pellejo» al más importante, el de Elejabarri, que es donde el Ayuntamiento se está volcando con planes de modernización, aunque no se han finalizado aún. A. G.

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