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Javi Ruiz Activista social

Arrepentimientos

Gotzone debe ser excarcelada de inmediato para curarse y para demostrar que todas las personas, presas o no, debemos ser tratadas con el mismo respeto y dignidad

Ala presa política vasca Gotzone Lopez de Luzuriaga le han diagnosticado un cáncer de mama. Es una enfermedad grave para la que se le recomienda tratamiento de quimioterapia y radioterapia.

El juzgado correspondiente le ha denegado la excarcelación para recibir adecuadamente los tratamientos, pues alega que la prisión no le perjudica y que además se ha negado a firmar un documento de repudio a la actividad armada por la que lleva 18 años en las cárceles españolas.

Gotzone no ha firmado el arrepentimiento. Esta negativa le cuesta otro castigo adicional más al encarcelamiento cual es la enorme dificultad de luchar contra el cáncer en una prisión.

Hace unos días Rafael Vera era juzgado por pagar con fondos reservados el silencio a las compañeras de los policías galosos Amedo y Domínguez. El señor Vera disfruta del tercer grado penitenciario porque adujeron que no podía continuar en prisión sin atenuar, pues le causaba depresión.

Ni Vera, ni Elorriaga, ni Damborenea, ni Amedo, ni Domínguez, ni Rodríguez Galindo, han tenido que firmar ningún arrepentimiento para salir de la cárcel sin cumplir sus condenas.

Todavía estoy por escuchar un simple «lo sentimos, no lo debimos hacer» por los crímenes del GAL. Hay quienes dirán que es agua pasada, y les contestaré que también lo deberían aplicar a Gotzone, pues lleva 18 años en la cárcel por hechos sucedidos en la misma época en la que el GAL asesinaba a 27 personas, a tiros, con bombas, y cometía otras muchas fechorías, como robar dinero público.

Pero este abuso de poder de desigual aplicación no sólo se da hacia las presas y presos políticos, también es habitual en quienes están en la cárcel por derivas de lo social o lo económico. Lo estamos viendo todos los días.

Existe un odio, una rabia, una inquina, una venganza especialmente cruel hacia la prisionería política. La lista de abusos es muy larga.

A quienes profesan la nueva religión del estado de derecho les diré que tampoco ese dios existe. Que no hay milagros. Que se pellizquen un brazo para descubrir ante sí la realidad de los nuevos pensamientos únicos autoritarios. Que miren al menos 18 años hacia atrás, los que lleva Gotzone de prisión en prisión, para comprender cuál era la situación política, económica, social, cultural de entonces. Quizás así compartan que es absolutamente cruel hacer tanta leña de un árbol caído como quieren hacer con Gotzone quienes jalearon al GAL, quienes nunca se arrepintieron de su funcionamiento ni de sus acciones, quienes se callaron, quienes miraron para otro lado.

No existe el estado de derecho, nunca existirá. Existen las personas que pelean por lo justo, por los derechos no escritos, por las libertades sin condiciones, por la igualdad.

Dejar a Gotzone en la prisión es incrementar de nuevo su larga condena. Es usar la cruel violencia del estado contra esta mujer para vengarse por haber hecho hace más de 18 años lo que creía justo para defender los derechos, libertades no escritas de Euskal Herria.

Gotzone debe ser excarcelada de inmediato para curarse de su enfermedad y para demostrar que todas las personas, presas o no, debemos ser tratadas con el mismo respeto y dignidad. Al menos en la mismas condiciones que aplican a la prisionería del GAL.

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