Lo cierto es que no hay nada nuevo que añadir a lo mucho que se ha escrito sobre Stomp, una «firma» nacida en los 80 del teatro callejero y que ha conseguido que lo que empezó como un sencillo experimento se haya convertido en un holding cultural con cinco compañías: dos fijas en Nueva York y Londres respectivamente y tres itinerantes por el mundo. Más de diez mil espectáculos, once millones de espectadores y giras por cuarenta y dos países resumen su trayectoria de tres lustros de vida de estos reyes de la percusión, maestros y pioneros en convertir en instrumentos musicales casi todo lo que usamos en la vida cotidiana.

Estos bailarines y músicos han pasado por todas nuestras las capitales -y varias veces-, pero aún así continúan colgando el «no hay entradas», algo que con toda probabilidad sucederá también en Biarritz, donde estarán en la Gare du Midi a partir del martes próximo y durante nada menos que seis días.

Siguiendo su estela de investigación han surgido muchas compañías, entre las que se encuentran la israelí Mayumaná -que ha pasado recientemente en Iruñea- y la brasileña Barbatuques. Fundada en 1996 por el músico Fernando Barba con estudiantes de la escuela Aué Núcleo de Ensimo Musical, de Sao Paulo, Barbatuques es una propuesta artísitica y pedagógica que también utiliza el cuerpo humano como instrumento musical -aplausos, golpes en el pecho y recursos vocales- y que investiga la fusión de la percusión corporal con la música espontánea. Todo ello, con mucho ritmo brasileño. Tienen dos discos -«Corpo do Son» (2002) y «O seguinte é esse» (2006)- y han realizado giras por todo el mundo, como la que efectuaron en 2005 por Europa y que incluyó los talleres que, por ejemplo, Fernando Barba impartió en Barcelona, para la Fundación La Caixa, a educadores musicales de distintas partes del Estado. Y eso es precisamente lo que van a hacer en Donostia, donde está prevista la realización de un taller el próximo lunes. ¿Los contenidos?: juegos, improvisaciones, palmadas, soplidos...