Hace dieciséis siglos un guerrero luchó en Dinamarca
«Beowulf»
Gracias al revolucionario e innovador sistema de rodaje denominado «captura de movimiento» ha sido posible convertir este legendario poema medieval inglés en una gran creación virtual, que sitúa a Robert Zemeckis entre los cineastas que están llevando más lejos las posibilidades de las grandes producciones fantásticas de corte épico.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Robert Zemeckis parece cada vez alejarse más de las películas con imagen real, según se va sintiendo más cómodo en el universo virtual que las nuevas tecnologías le están permitiendo crear. Para el próximo año anuncia una nueva adaptación del clásico de Charles Dickens «Cuento de Navidad», que supondrá el máximo grado de perfección alcanzado por el sistema denominado «captura de movimiento». Esa técnica la experimentó a capricho con «Polar Express», aunque el resultado no convenció por transmitir cierta frialdad inexpresiva en las interpretaciones. Había conseguido controlar cada gesto, cada acción de los personajes, pero le faltaba humanizarlos y dotarlos de una verdadera identidad. Los análisis posteriores evidenciaron que el problema estaba en la mirada de los protagonistas, así que el trabajo hasta ahora ha consistido en desarrollar un programa capaz de controlar la expresión de los ojos, lo que se ha conseguido mediante la «electro-oculografía». Ahora la mirada del intérprete queda preservada, en perfecta sintonía con el lenguaje del resto del cuerpo.
Cuando se empezó a hablar de la «captura de movimiento» hubo quien creyó ver en tan innovador sistema de rodaje un enemigo potencial para los actores, pero su desarrollo y puesta a punto ha demostrado que no únicamente no perjudica el trabajo actoral, sino que lo facilita. Es una ayuda extra, sobre todo para actores veteranos como Anthony Hopkins, que de esta manera pueden acceder a papeles a los que sus limitaciones físicas no les permiten aspirar. El maduro actor Ray Winstone presta de esta manera su rostro y personalidad al fornido héroe Beowulf, al igual que la actriz Robin Wright Penn puede convertirse en una joven princesa sin problemas, o John Malkovich terminó desdoblándose en padre e hijo. Además les permite fantásticas transformaciones con las que nunca habrían soñado, como le ocurre a Crispin Glover, quien toma la descomunal figura del gigante Grendel, mientras Angelina Jolie hace de su madre, una criatura que es un demonio acuático con la mitad del cuerpo de sirena y la otra de serpiente.
El rodaje con «captura de movimiento» era inicialmente temido porque obliga al actor a trabajar con un traje que lleva unos sensores, que son los que transmiten al ordenador los movimientos para su captura. La actuación se lleva a cabo sobre un fondo neutro, por lo que se carece de referencias de decorados o ambientación, habiendo de hacer un sobreesfuerzo imaginativo. A todos les compensa, tanto al equipo técnico como al artístico, porque la técnica ahorra muchos días de trabajo. Bastan unas pocas tomas para resolver complicadas escenas, gracias a que los fallos o defectos se corrigen por ordenador en la posproducción. Es de sobra sabido que lo que más molesta del cine a los intérpretes es precisamente la continua repetición de tomas, con los consiguientes retrasos y la cancelación de otros compromisos.
Lo importante es que cada personalidad del reparto resulta perfectamente identificable, por lo que no cabe suponer que otros menos conocidos podrían haberse beneficiado exactamente igual de las ventajas del sistema. Con o sin captura de movimiento, hoy en día no se concibe una producción fantástica importante sin un cartel repleto de nombres destacados, a los que, por otra parte, Zemeckis nunca renunciaría. Su entrada en el proyecto fue en ese sentido decisiva, porque inicialmente la película iba a ser dirigida por Roger Avary, el colaborador de Quentin Tarantino. De él había partido la idea, cuando preparó el guión junto al escritor inglés Neil Gaiman, del que recientemente se ha llevado a la pantalla su fantasía «Stardust».
Avary y Gaiman estudiaron muy a fondo el poema original, considerado como la cuna de la literatura inglesa medieval. La acción se sitúa entre los siglos V y VI, aunque se cree que fue escrita en la primera mitad del siglo VIII, para tomar su nombre definitivo de «Beowulf» en el XIX. Esta obra anónima, comparable al «Cantar del Mío Cid» o a «La Chanson de Roland», no se conserva completa por culpa del incendio sufrido en el siglo XVIII. Hay algunos vacíos y saltos en el tiempo que obstaculizan su unidad dramática, corregida en el nuevo guión cinematográfico mediante las oportunas licencias, que a buen seguro serán criticadas por los puristas. Lo que han hecho Avary y Gaiman es establecer una vinculación familiar entre los humanos y las criaturas fantásticas, como si de un enredo folletinesco se tratase, con tal de dotar de un cuerpo narrativo a esta obra que encierra no pocos misterios y lagunas.
Se respeta el entramado esencial, con el guerrero Beowulf acudiendo a Dinamarca para ayudar a luchar a su rey contra el gigante Grendel y su temible madre. No va solo, puesto que le acompañan sus fieles vasallos vikingos Wiglat y Unferth, el primero encarnado por el actor irlandés Brendan Gleeson y el segundo por John Malkovich. Pero Beowulf se siente atraído por la mujer del monarca, por no hablar de la madre de Grendel, que primero sedujo al rey Hrothgar y luego al propio Beowulf. El destino, sin embargo, le reserva un enfrentamiento final con el peor de sus enemigos, un terrible dragón tal vez surgido de esa relación entre Hrothgar y la madre de Grendel. De esta manera se obtiene una conexión entre todos los hechos, que de otra forma quedaban distanciados en el tiempo y sin ligazón aparente.
Dirección: Robert Zemeckis.
Guión: Neil Gaiman y Roger Avary, sobre el poema medieval «Beowulf».
Intérpretes: Ray Winstone, Angelina Jolie, Anthony Hopkins.
País: EE.UU, 2007.
Duración: 115 minutos.
Género: Fantástica.
La leyenda de Beowulf está muy presente en el cine fantástico actual de forma indirecta, sobre todo a través de la inspiración de escritores como J.R.R. Tolkien o John Gardner, este último en su novela «Grendel». Zemeckis ha tenido la suerte de ser el primero en realizar una adaptación propiamente dicha, por tratarse del único que ha contado con medios suficientes para encarar el proyecto con garantías.
El par de títulos existentes le dejaban el terreno libre, puesto que se trataban de tímidas aproximaciones. De la que protagonizó Christopher Lambert a finales de los años 90 poco hay que decir, puesto que tomaba el personaje para transportarlo al futuro. Mayor consideración merece la muy reciente coproducción anglo-danesa de Sturla Gunnansson titulada «Beowulf & Grendel», a pesar de que haya sido editada directamente en formato doméstico. La película cuenta con un reparto nada desdeñable, en el que figura el escocés Gerard Butler como el héroe y el sueco Stellan Skarsgard como el rey Hrothgar, junto a la actriz canadiense Sarah Polley.
M.I.
Entre las películas dirigidas por el estadounidense Robert Zemeckis se encuentran títulos tan conocidos como «Tras el corazón verde» (1984), la trilogía de «Regreso al futuro» y «Forrest Gump» (1994), con la que ganó el Oscar al mejor director.
La «captura de movimiento» es un sistema óptico utilizado por las industrias de animación, televisión y videojuegos. El actor trabajar con un traje que lleva unos sensores, que transmiten al ordenador sus movimientos.