La oposición al presidente paquistaní, Pervez Musharraf, que se ha mantenido muy unida en contra de la declaración del estado de excepción se encuentra dividida ante la perspectiva de las elecciones legislativas del 8 de enero que algunas formaciones políticas quieren boicotear, un dilema más que delicado para la ex primera ministra Benazir Bhutto.

Presionada por otros partidos, Bhutto tarda en anunciar si su movimiento, el Partido del Pueblo Paquistaní (PPP), participará o no en los comicios, que ella misma auguró que serán manipulados por Musharraf si no levanta el estado de emergencia. Por el momento, ha autorizado a sus candidatos a presentarse antes del lunes, a los que retirará si se apuesta por el boicot.

En cualquier caso, su portavoz afirmó que «la decisión de un posible boicot debe ser una decisión colectiva de todos los partidos de la oposición».

Es precisamente ésto lo que reclaman también quienes exigen un posicionamiento claro a Bhutto, como es el caso del también ex primer ministro en el exilio Nawaz Sharif, ya que desconfían de la líder del PPP porque antes de la instauración del estado de excepción estaba negociando con Musharraf un acuerdo de reparto de poder.

El ex jugador de crícket y líder del partido opositor Teeherik-e-Insaf, Imran Khan, llamó a todos las de la oposición a boicotear los comicios, que calificó de «fraudulentos».

Decisión del Supremo

El Tribunal Supremo de Pakistán desestimó ayer el último recurso contra la validez de la candidatura presidencial del general Musharraf, del pasado 6 de octubre. Esta decisión le deja vía libre para un segundo mandato, en este caso «civil», de cinco años.

Mientras los jueces deliberaban sobre el caso, el presidente decretó el estado de excepción y destituyó a los magistrados del Supremo.