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crónica | Arzallus, Aoiz y Álvarez Solís

Luces en el camino para que Nafarroa pase por fin de problema a solución

Para Xabier Arzalluz, la clave es conocer el pasado, concienciarse. Para Floren Aoiz, además hace falta seducir, no a España sino a los ciudadanos del país. Ambos objetivos se lograron anoche: nada menos que 400 personas se reunieron para escuchar la mesa redonda en Iruñea. Quizás sea una señal esperanzadora más de las que ven los tres interlocutores.

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Ramón SOLA

En estos tiempos no deja de ser un pequeño milagro reunir a tanta gente para escuchar una tertulia política. Pero la sala del Hotel Iruña Park se abarrotó para escuchar qué opinan de Nafarroa Xabier Arzalluz, Floren Aoiz y Antonio Álvarez Solís, a los que sentó juntos la Fundación Orreaga dentro de los actos del próximo Nafarroaren Eguna. El éxito estaba conseguido antes de que tomaran la palabra. Pero después hubo además mucho que escuchar... y que pensar.

De entrada, autocrítica. Sonó a novedosa la afirmación de Arzalluz de que el PNV se equivocó en Nafarroa, aunque posteriormente elevara el tono para añadir que «también fracasó HB, que vino aquí como si fuera la Marcha Verde, cuando Nafarroa no estaba preparada para una inyección de caballo».

El ex presidente del EBB se dispuso a recibir la réplica del ex portavoz de HB («sólo tienes cinco minutos, ¿eh?», bromeó Arzalluz, en línea con todo el tono distendido de la tertulia). Pero Aoiz abogó por mirar hacia adelante. Y ahí ve luces, sobre todo después de que el verano pasado se haya evidenciado con más claridad que nunca que Nafarroa es cuestión de Estado. «Eso lo pagarán en el futuro. Nafarroa está despertando». Eso sí, avisó con alusión a la manifestación del 17 de marzo que «va a haber una resistencia terrible» y se mostró convencido de que, de hecho, «el proceso se ha roto por Navarra. Han vuelto a pintar la línea roja».

El historiador de Tafalla ve claro el problema, y por tanto la dirección de la salida: «Nafarroa es cuestión de Estado porque fue un Estado. Y lo que fue Estado puede volver a serlo». Puso sobre la mesa el caso de Escocia, ejemplo de «bumerán de la Historia». Arzalluz no va tan lejos, pero sí admite la importancia del trabajo de recuperación histórica hecho por Orreaga o Nabarralde. «El navarro que es consciente de su historia se tiene que `calentar'», aseguró. Evocó la Nafarroa del caciquismo, la del Seminario repleto, la escogida por el Opus para reflejar cuánto ha cambiado en los últimos años. Y aseveró con su tradicional énfasis que «cuando un país está concienciado, nadie le apea del burro».

El jarrón roto del Estado

La primera tarea es fijar el problema, «mirarlo de frente» en palabras de Aoiz. Los tres estuvieron de acuerdo en este punto: Nafarroa ha sido convertida en cuestión de Estado por Madrid. Álvarez Solís hizo aquí sus mayores aportaciones. Denunció que «España constituyó un Estado antes de tener una nación; se acordó un matrimonio y nos levantamos todos casados». Al inicio de su intervención, este periodista que se declara «exiliado en Madrid» ya había subrayado que «todos los problemas vienen del terror estatal a que España vuelva a despegarse. Es como esa jarra que se te rompe continuamente. Tú dices `¡pero si la pegué bien!'. Pero cuando le echas té caliente...».

Aoiz y Arzalluz coincidieron en que es la debilidad del proyecto estatal la que le hace aferrarse a Nafarroa desesperadamente. Para el ex portavoz de HB, la suma de los cuatro territorios vascos es lo que hace que Euskal Herria deje de ser un «sano regionalismo» para alcanzar la categoría de «separatismo» a los ojos de Madrid. Y Arzalluz aportó un dato personal de 30 años, cuando se diseñó el actual marco: «Si Navarra se iba con las otras tres, formaba un país con 200 kilómetros de frontera y se proporcionaba el complemento agrícola a la parte industrial... Esto nos lo confirmó Iñigo Cavero, de UCD».

¿Cabe entonces seducir a España? La respuesta de Arzalluz tenía un morbo especial, y no defraudó: «Eso es una contradicción in terminis. ¿Cómo vas a seducir al que sabe que quieres irte? Lo siento mucho por el que lo dijo». Cuando se apagaron las risas, Aoiz retomó el verbo en sentido positivo: «Hay que seducir, efectivamente, pero a la ciudadanía. Hay que aprender de tácticas que no sirven: `Nafarroa Euskadi da' no sirve, la `integración' no sirve...».

En el calor de la conversación, nadie puso en duda que ese día llegará. Hasta españoles descarriados como Álvarez Solís lo esperan con impaciencia: «En el peor momento de la guerra, Churchill dijo `no se preocupen, Inglaterra resistirá... hasta el último francés'. Muchos de nosotros seguiremos resistiendo hasta el último vasco. Lo que esperamos de ustedes es un ejemplo de democracia y de vida».

 

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