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«Los lectores del ‘TMEO’ son tan militantes como los propios dibujantes»

Joaquín Delgado, Kini

Miembro y coordinador del «Tmeo»

Mauro Entrialgo, Santi Orue, Larry, Alvaro Ortega, Roger, Abarrots, Ata y en propio Kini, serán entre otros, los que se acercarán esta tarde al Salón del Cómic de Getxo para recibir el premio honorífico que reconoce la carrera de dos décadas del ya clásico «TMEO». «Lo entendemos como un reconocimiento a los 20 años de txapa que venimos dando con estas historietas», ríe el coordinador de la publicación

Josune VELEZ DE MENDIZABAL | GASTEIZ

El cómic de humor más corrosivo de Euskal Herria cumple veinte años. Con una tirada de 5.000 ejemplares por número y un total de 15.000 lectores, que abarcan desde nuestras fronteras hasta Galicia, Andalucia y Cataluña, el superviviente de las viñetas clásicas de los 80 ha sabido mantenerse inalterable antes los nuevos tiempos. Su larga trayectoria no ha estado por ello exenta de vaivenes. «El trabajo ha sido de día a día, sin reparar en el tiempo que llevábamos en ello. Ha sido el premio el que nos ha hecho plantearnos que llevamos 20 años», reconoce Joaquín Delgado, conocido coloquialmente por Kini. El “TMEO” recogerá hoy un reconocimiento público junto al creador de Mortadelo y Filemón, Francisco Ibañez.

Démosle a la moviola. Dos décadas de «TMEO». El cómic estaba en su apogeo cuando ustedes empezaron con la publicación. ¿Hasta qué punto se han encontrado vicisitudes durante estos años en el camino?

Bueno, ha habido vaivenes, principalmente económicos, pero también de gente que por cansancio lo ha ido dejando, y a su vez nuevos dibujantes que se han ido incorporando... en cualquier caso hemos estado trampeando desde el primer día (ríe).
Se trata de rachas. Las ha habido mejores y peores. Por poner un ejemplo, en los años 80 había mucho meneo de calle y eso se notaba en la revista, ya que es una publicación barera.

Se deduce que 20 años pasan rápido, según aseguran ustedes, pero no por ello están libres de esfuerzo, ¿no?

Esfuerzo, mucho. Date cuenta de que no somos una editorial al uso. Somos un grupo de dibujantes que tiene que hacer otras labores al margen de dibujar o crear. Labores que se escapan de tu ámbito y que suponen un esfuerzo e incomodidad en ciertas ocasiones. A veces te lo planteas y dices, «¡qué agobio!, ¿qué hago yo a estas alturas de mi vida con  esta historia todavía?» Pero al final siempre acabas pudiendo.

Está claro que los tiempos han cambiado. ¿Se han mantenido fieles al cómic sus lectores?

Los lectores del “TMEO” son tan militantes como los que lo hacen. Es una cuestión de militancia. Hay bastantes lectores de los inicios que siguen ahí, y lo bueno es que se han sumado otros, aunque me da que no en en el número deseado (ríe). A nivel de dibujantes ha pasado lo mismo y el hecho de que entraran gente como Abarrots, Piñata o Furillo... pues atrae también a otro tipo de lectores.

¿Y el humor del «TMEO» ha derivado con el paso del tiempo?

No, no creo. Ya que nunca hemos pensado «vamos a desarrollar esta línea para tener este tipo de público». Creo que el “TMEO” se mantiene inalterable desde el principio. Es una plataforma de una serie de gente para poder publicar lo que les dé la gana y como les dé la gana. Y ésa es la dinámica que seguimos, sin ninguna línea editorial.

Pero existe un tipo de humor  asociado al «TMEO». ¿cómo lo describiría?

Sí, bueno, está claro que se han dado una serie de afinidades  y coincidencias en el tipo de humor que trabaja cada dibujante independientemente. Podíamos decir que se trata de humor corrosivo...
 
Humor corrosivo que, ¿le ha llevado en alguna ocasión a tener problemas con la justicia y la censura?

Bueno, sí que ha habido alguno, aunque no tanto como se podría imaginar por los años de trayectoria (se ríe). El humor a veces lo tienes que exagerar bastante para que cumpla su función. Y por una historieta o chiste mal, o bien, entendida ha habido problemas con diversos colectivos. Algo más serio fue a finales de los 90 cuando tuvimos que presentarnos en la Audiencia Nacional por una denuncia que al final no prosperó. El motivo también fue, como con “El jueves”, injurias a la Corona y a la Guardia Civil. Sin embargo, no salió a la luz pública porque eran tiempos menos medíaticos.

¿Ese «toque» por parte de justicia española hizo que se «suavizara» el humor en el «TMEO»?

No, la verdad es que no. No sabemo de dónde salió esa denuncia. Nosotros seguimos haciendo chistes con la familia real como lo hacemos con otros temas políticos o sociales o lo que salga, vaya. Si la intención aquella vez fue el amedrantamiento, está claro que no lo consiguieron. No lo hacemos por venganza ni nada de eso, pero siempre hay cosas que sabes que van a rascar.

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