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Annapolis arranca hoy con más expectativas que realidades

Las reuniones que George Bush mantuvo, por separado, con Ehud Olmert y Mahmud Abbas y las elucubraciones sobre la posibilidad de que las reuniones comenzaran con un acuerdo previo entre Israel y la Autoridad Palestina marcaron ayer las horas previas al inicio de la cumbre de Annapolis sobre el futuro de Palestina y de Oriente Medio.
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El presidente de EEUU, George Bush, se reunió ayer, por separado, con el primer ministro israelí, Ehun Olmert, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, horas antes de que comenzara la cumbre de Annapolis, sobre la que existen muchas esperanzas -sobre todo por parte de quienes participarán en la misma-, pero muy pocos hechos concretos que inviten al optimismo.

De hecho, muchos medios de comunicación centraron ayer su interés en las negociaciones para acordar un texto conjunto antes de que comenzara la cumbre. Miembros de la delegación palestina mostraban su confianza en que se alcanzase un acuerdo sobre el texto a última hora de ayer o a primera de hoy. Acordar este texto ha sido uno de los objetivos de la Autoridad Palestina, mientras que Israel apostaba por que los acuerdos llegaran una vez que la cumbre hubiera comenzado.

En cualquier caso, Olmert, antes de reunirse con Bush en el Despacho Oval de la Casa Blanca, mostró su esperanza en que esta cumbre «dé lugar a un proceso serio de negociación» con los palestinos. Mientras que Bush se mostró «optimista» y alabó «el coraje» de Olmert.

Según informó el diario «Haaretz», Olmert reclamará «el fin de la actividad terrorista en Gaza», territorio que permanece bajo un férreo bloqueo israelí, tal y como prevé la Hoja de Ruta impulsada por el Cuarteto [EEUU, la UE, Rusia y la ONU].

Junto a ello, Olmert solicitará al resto de naciones árabes que establezcan relaciones diplomáticas con Israel, tal y como han hecho ya Jordania y Egipto.

Pero pese a su «optimismo», Olmert tiene que enfrentarse a las críticas de la oposición israelí a su presencia en Annapolis. Ayer mismo, 15.000 personas se concentraron ante el Muro de las Lamentaciones, en Jerusalén, en contra de la cumbre.

La Comisión de Asentamientos de Judea y Samaria [nombre que los sionistas dan a Cisjordania] llevó a miles de colonos a concentrarse ayer ante la residencia oficial de Olmert en Jerusalén, mientras que Benjamin Netanyahu, líder del Likud [la principal fuerza de la oposición en Israel], también ha criticado al primer ministro por acudir a Annapolis.

«Annapolis es una amenaza real para Israel. Firmar un acuerdo con Abbas es permitir el acceso al poder de Hamas en Judea y Sumaria», señaló Pinhas Wallerstein, uno de los dirigentes de los colonos sionistas.

Pero si la posición de Olmert entres los israelíes es débil, la de Abbas entre los palestinos no es mucho mejor. Tanto desde formaciones islamistas como desde partidos de izquierda se ha dejado claro que no habla en nombre de todo el pueblo palestino y que, por tanto, no está legitimado para firmar acuerdos con Israel y EEUU.

Todo ello no fue obstáculo para que Abbas también se mostrara optimista sobre los resultados de la cumbre antes de su reunión con Bush en el Despacho Oval.

En la base de la oposición palestina a un tratado, está la experiencia de los acuerdos de Oslo, que es vista como una cesión ante Israel para formar una Autoridad Palestina que no tiene un poder real, sino que depende de la voluntad de Israel, EEUU y la UE. Y entretanto, Gaza sigue bloqueada mientras la comunidad internacional cierra los ojos ante un desastre humanitario hacia el que se avanza de manera inoxorable.

Abbas está en una posición tan débil que la Autoridad Palestina ha prohibido todas las manifestaciones contrarias a la cumbre de Annapolis convocadas en Cisjordania.

«Hemos decidido prohibir la celebración de manifestaciones, concentraciones y conferencias de prensa hostiles a la reunión de Annapolis», declaró el ministro de Información de la Autoridad Palestina, Riyad al-Maliki.

Siria: «Golán, innegociable»

Pese a que finalmente Siria estará presente en Annapolis, su ministro de Exteriores, Walid Mouallem, dejó ayer claro que «la cuestión del Golán es innegociable. Es un territorio sirio ocupado por Israel», según señaló a la agencia oficial SANA. Siria estará representada por el viceministro de Exteriores, Faisal Mekdad.

Otro de los asistentes a Annapolis, Arabia Saudí, subrayó, por su parte, que su presencia en EEUU no supone, en ningún caso, un paso hacia la normalización de relaciones con Israel.

«La participación saudí mostrará a la parte israelí que estamos dispuestos a la normalización si ellos aceptan todo lo que tienen que aceptar», señaló Anwar Eshki, director de un centro de investigación con base en Djeddah.

Mohammad al-Zulfa, miembro del Consejo Consultivo saudí, por su parte, recordó que este reino impulsó la iniciativa de paz asumida por todos los países árabes que prevé la normalización de relaciones con Israel si se retira de los territorios ocupados en 1967 y permite que se proclame un Estado palestino.

El líder supremo iraní, el ayatollah Ali Jamenei, por su parte, predijo ayer que la conferencia de Annapolis será un fracaso. «Esperan poder ayudar al régimen usurpador y al fantoche sionista y aportar un poco de honor a los responsables de la Casa Negra», declaró, en referencia a la Casa Blanca estadounidense.

«Pero todos los políticos del mundo saben que esta conferencia está abocada al fracaso a causa del despertar del pueblo palestino», añadió.

El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, también se ha pronunciado públicamente en contra de la cita de Annapolis, mientras que un centenar de personas se manifestaron ayer ante la embajada de Jordania en Teherán para protestar por su presencia en la cumbre.

«Israel será destruido, Palestina vencerá», «Muerte a Israel, muerte a América», «Vergüenza para Siria» o «El infierno de Annapolis no es un buen lugar para los musulmanes» fueron algunas de las consignas que se corearon en esta movilización.

Ahmadineyad ha invitado a diez grupos palestinos que se oponen a la cita impulsada por George Bush a que se reúnan próximamente en Teherán..

La UE, por su parte, trató de recuperar un protagonismo perdido ante Bush mediante la comisaria de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, quien señaló que el Cuarteto «reclamará encargarse de definir el mecanismo de vigilancia del calendario de negociaciones que surja de la conferencia de Annapolis». Si es que surge.

Tres muertos en Gaza

Al margen de las negociaciones diplomáticas, el Ejército israelí mató ayer a tres milicianos en dos ataques registrados en Beit Hanoun y cerca del checkpoint de Erez, ambos en Gaza.

Fuentes de Hamas identificaron a los milicianos fallecidos como miembros de esta organización islamista.

El líder del FPLP, en «aislamiento colectivo»

Ahmad Sa'adat, secretario general del marxista FPLP que se encuentra encarcelado por Israel, ha sido confinado a «aislamiento colectivo» en la prisión de Nafha, en el desierto del Neguev, según informó la página web de la formación Abnaa el-Balad.

Sa'adat compareció ante un tribunal militar sionista, que no reconoció, el pasado día 18 y aprovechó la ocasión para denunciar que «la conferencia de Annapolis busca vender la política de EEUU, forzar a los países árabes a normalizar sus relaciones con Israel, continuar negociando tomando sólo en cuenta la cuestión de la `seguridad israelí', perpetuar las divisiones entre palestinos y ofrecer cobertura a la beligerante política israelí de bloqueos y expropiaciones contra el pueblo palestino».

Junto a ello, Sa'adat recordó a Mahmud Abbas que «cualquier decisión corresponde al conjunto del pueblo palestino» y destacó que «la unidad nacional palestina es la única vía para defender al sufriente pueblo palestino», antes de que los jueces sionistas le impidieran seguir hablando.

La respuesta del Estado israelí fue contundente. Inicialmente envió a Sa'adat a la cárcel de Nafha, en pleno desierto del Neguev, y posteriormente le castigó con el «aislamiento colectivo», una medida que se aplica a los líderes palestinos para evitar que puedan continuar con sus actividades políticas.

Sa'adat fue encarcelado por la Autoridad Palestina en Jericó y secuestrado por Israel. GARA

Los islamistas muestran un rechazo rotundo a la conferencia

Los islamistas de Hamas y la Yihad Islámica mostraron su rechazo a las decisiones que se adopten en Annapolis y destacaron que las mismas no serán vinculantes para el pueblo palestino. Ambas formaciones participaron ayer en una «conferencia de rechazo» que se celebró en Gaza.

Hamas destacó que no aceptará ninguna concesión en materias claves del conflicto que se vive en Palestina, como el derecho al retorno de los refugiados de 1948 o el estatus de Jerusalén o las fronteras de un eventual Estado palestino.

«Rechazamos rotundamente todas las `soluciones' que supongan renunciar a nuestros derechos», afirmó Mahmud Zahar, un dirigente de Hamas en Gaza, ante decenas de miembros de las dos organizaciones islamistas que se reunieron ayer.

Zahar se refirió a la Hoja de Ruta puesta en marcha en 2003 y a la iniciativa adoptada por la Liga Árabe en 2002 para subrayar que «no responden a las demandas nacionales mínimas». Ambas prevén la creación de un Estado palestino en los territorios de Gaza y Cisjordania.

«Pero la tierra palestina va del río Jordán al Mediterráneo y limita al norte con Siria y Líbano y al sur con Egipto», añadió Zahar.

Fawzi Barhoum, un portavoz de Hamas, negó, en declaraciones a France Presse, cualquier legitimidad a lo que se acuerde en la conferencia de Annapolis, destacando que Mahmud Abbas «no tiene legitimidad para negociar en nombre del pueblo palestino, puesto que el pueblo palestino no ha autorizado a nadie, ni árabe ni palestino, para que negocie en su nombre un tratado que pone en cuestión sus derechos nacionales». GARA

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