Filipinas, Pakistán... y el papel de los ejércitos
Ayer nos levantamos con la noticia de un golpe de efecto «mediático» por parte de un grupo de militares en Filipinas, mientras en las páginas de información internacional encontrábamos las fotos de la renuncia instrumental de Musharraf como jefe del Ejército en Pakistán. Las crisis estructurales de carácter político, económico o social que padecen estos países raramente alcanzan las páginas de los medios occidentales, pero la aparición de militares en el terreno político suponen un bombardeo momentáneo de noticias sobre aquellos lugares. Luego, una vez que los trajes engalonados van perdiendo brillo en las fotos de las agencias de prensa internacionales, las noticias sobre esos lugares exóticos van desapareciendo. Evidentemente, las crisis perduran y sus víctimas, la población de esos lugares, siguen padeciendo las condiciones previas a que la prensa situase su lupa en el país. Myanmar está ahora exactamente a la misma distancia de nosotros que hace un mes.
En este contexto informativo, nadie aclara que la función de los ejércitos es similar en todos los estados. Sin embargo, el papel del ejército en esos lugares se presenta como una evidencia más de su retraso. Nadie explica que en las sociedades occidentales el control de la población no necesita de ese tipo de alardes. Lo cual no quiere decir que no se lleve a cabo.