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Iñaki Lekuona Periodista

El circo de la tragedia

Anunciaba el sábado un periódico de la España democrática que «la sentencia del `caso Ekin' (...) será notificada previsiblemente la semana posterior al puente de la Constitución». Proseguía deduciendo que «a la vista de las órdenes de detención y prisión», la sentencia «supondrá la condena de 47 de los 52 acusados». ¿A la vista de las órdenes de detención y prisión? Querrá decir a la vista de la copia de la sentencia del tribunal en cuestión.

Qué gran país éste en el que la democracia es tan sobresaliente que sus ciudadanos tienen el privilegio de conocer las sentencias con pelos y señales antes de que las dicten los tribunales. Y si no las entienden, siempre pueden acudir a las pedagógicas explicaciones del ministro del Interior, que como todo el mundo sabe, según la división de poderes defendida por el apaleado Montesquieu, es conocedor de las sentencias antes de que se pronuncien, simple y llanamente porque también es instigador de las mismas, que ya lo avisó el señor Rubalcaba parafraseando al gran Berlanga, ¡todos a la cárcel!

Y este fin de semana, para apagar las llamas que prendieron en Capbreton, el señor ministro lo ha vuelto a advertir lanzando el agua hacia ANV: «Cada vez que se produce una no condena estamos más cerca de la ilegalización». En todo caso, el señor Rubalcaba precisó que iniciar o no el proceso para ilegalizar depende de la Fiscalía General del Estado ya que se trata de «una decisión judicial».

Tendríamos al rey de la comedia si esto no fuera el circo de la tragedia. Un circo en el que los espectadores, que nacieron siendo equilibristas sobre una larga cuerda inestable, observan cómo la red que permaneció durante meses bajo sus pies se ha transformado en una inconsistente tela de araña. Y por muchos conejos jurídicos que saquen de la chistera, no se terminará con la inestabilidad, con el conflicto, bien al contrario. Porque todos los recursos antidemocráticos no hacen sino incrementarlo. Y el ilusionismo político y la prestidigitación jurídica de precampaña electoral acabarán también por agotarse. ¿Y entonces? No habrá otra opción: volver a tejer otra red. Eso bien lo sabe el señor Rubalcaba. También lo sabe ETA. Y por mucho que satanice el diálogo, el PP también lo sabe.

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