crónica | nafarroaren eguna
El testigo de la Nafarroa euskaldun y libre pasa de tatarabuelos a nietas
José ramón aranguren tiene 69 años y se expresa en castellano. Su nieta, Amets, tiene 9 y le respondió en euskara ayer, bajo el Monumento a los Fueros de Iruñea. El pregonero de esta edición del Nafarroaren Eguna de Orreaga visualizó así el modo en que reverdece la Nafarroa euskaldun y ansiosa de libertad que resiste a cinco siglos de conquista.
Ramón SOLA
«Gu gaurko euskaldunok». De los que inscribieron este lema en el Monumento a los Fueros hace 100 años a los que ayer se reunieron en el lugar para celebrar el Nafarroaren Eguna. De los que combatieron en Orreaga a los que integran la fundación del mismo nombre, que promueve esta cita anual. Del tatarabuelo de José Ramón Aranguren -euskaldun de Elo (Monreal)- a su nieta -también euskaldun, de Iruñea-. Son eslabones de una cadena que nunca se ha interrumpido pese a todos los pesares, desde la invasión castellana de 1512 al decreto del euskara o la Ley de Símbolos de los primeros años del siglo XXI.
La cadena de los navarros euskaldunes y libres ha resistido a los embates de la historia, muy duros durante el siglo pasado y también en los albores de éste. Aranguren es un buen ejemplo. Nació erdaldun, al contrario que su tatarabuelo y su nieta. Y a sus 69 años está pendiente de juicio en la Audiencia Nacional por impulsar un proyecto periodístico también euskaldun y libre. Pero ayer quiso lanzar un mensaje de optimismo, sustentado en el diálogo entre el abuelo castellanohablante y la nieta euskaldun. Uno y otra desearon que las últimas décadas «hayan sido un mal sueño: tres generaciones perdiendo nuestra forma de hablar y tres recuperándola».
Antes de recibir el galardón de Orreaga, el veterano militante abertzale dejó otro mensaje de calado: «Sólo podemos aportar algo al mundo si seguimos siendo navarros, es decir, vascos libres. Si no, no existiremos».
El euskara y la historia
Este reverdecer tiene dos claves: el euskara y la historia. Ayer en Alde Zaharra, y sobre todo en el Paseo de Sarasate, se escuchó la lingua navarrorum con mucha intensidad. Ya desde la tribuna, el bertsolari Iñigo Ibarra lo dejó claro: «Hizkuntzatik etorriko da Nafarroaren garaipena». Más tarde, Aitziber Sarasola, en nombre de los colectivos euskaldunes, lanzó un doble llamamiento: a los que aún no lo conocen, para que se animen a aprenderlo; y a los que sí saben euskara, para que lo utilicen.
La otra piedra angular es la historia, y en esto la Fundación Orreaga tiene mucho que decir. En esta década de vida ha puesto su granito de arena para dar a conocer hechos como los de 1512. Hoy día, ni siquiera el Gobierno de Miguel Sanz niega la evidencia de la invasión, aunque edulcore la realidad. En un folleto propagandístico repartido estos días bajo el título ``Milenios de convivencia'', se utiliza ese término, y también el de «conquista». UPN evidencia que aquello ya no se puede ocultar. Prevé incluso actos de recuerdo del quinto aniversario de la pérdida de la independencia.
En la convocatoria del acto de ayer, Orreaga respondía directamente a una frase reciente de Alberto Catalán, portavoz de UPN y del Gobierno navarro: «Pedimos respeto a lo que somos los navarros, a lo que hemos sido y a lo que queremos seguir siendo». Para la fundación, «lo que somos es evidente que nos ha venido impuesto; sobre lo que hemos sido, debemos decir que la historia ha sido escrita por los vencedores; y sobre lo que queremos seguir siendo, ¿por qué no nos preguntan?». No se trata de un debate del pasado, sino de plena actualidad: Orreaga recuerda que «el pasado 17 de marzo, la pancarta de la manifestación decía `Fuero y libertad. Navarra no es negociable'. Pasadas las elecciones, hemos comprobado que Navarra sí es negociable y, además, a nuestras espaldas».
Dos actos contrapuestos
La fiesta, pese a la lluvia, había comenzado una hora antes con zanpantzar y dantzaris por Alde Zaharra, que se toparon de frente con el amplio cordón policial que impedía cruzarse con los participantes en la celebración oficial del Gobierno. Después, bajo el Monumento a los Fueros se bailó, se cantó la composición elaborada por el akordeolari Enrike Zelaia (que no pudo acudir por enfermedad), se tomó un aperitivo y se saludaron entre sí abertzales de siglas distintas... o simplemente sin siglas.
Mientras, al otro lado de Alde Zaharra, Miguel Sanz ensalzaba 25 años de Amejoramiento. La plana mayor del Gobierno se había desplazado antes a Xabier para participar en una misa de gala celebrada por el nuevo arzobispo, Francisco Pérez. En am- bos puntos predominaron las condenas a ETA.