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BILBAO BASKET Gran arranque liguero

La explosión de un conjunto que ha aprendido a crecer

Los de Vidorreta viven un continuo proceso de maduración, que ha llevado al equipo del sufrimiento por no bajar a consolidarse en la zona noble de la liga

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Arnaitz GORRITI | BILBO

Tres años después, en la previa de la victoria del Iurbentia Bilbao Basket en Zurbano, Lucho Fernández recordaba aquel día en que el Lagun Aro Bilbao Basket debutaba en La Casilla en la Liga ACB. «Un día inolvidable».

Tres de octubre de 2004. Un quinteto compuesto por Salgado, Maluenda, Sanmartín, Lucho Fernández y Richard Scott ante nada menos que el Tau Baskonia de Dusko Ivanovic. La paliza es monumental: 57-104. Los 5.000 espectadores se llevan las manos a la cabeza. «Nos pisotearon», dirá Lucho.

No eran ni cinco meses desde que en el mes de mayo los entrenados por Txus Vidorreta lograban el ascenso en el Pabellón Municipal de León. Desde su creación el siete de marzo de 2000, aquel Bilbao Basket Berri había logrado ascender desde la Liga LEB2 a la Liga ACB. A un pelo se estuvo de no poder cumplir los requisitos para acceder a la competición. Hacía más de diez años que Bilbo no tenía un equipo ACB y el ascenso en falso del Patronato Bilbao no se volvería a repetir.

Mucho se iba a sufrir. Aquel Lagun Aro Bilbao Basket era tierno como pocos y cada victoria era un dolor. Además de Salgado -«hijo» del equipo desde la LEB2- Scott, Gabriel y Sanmartín fueron los héroes. Savovic y Weis encontraban su lugar y al final, con 12 victorias, la primera temporada de los bilbainos en la máxima competición iba a resultar relativamente plácida. Decimocuarto lugar, con los descensos de Tenerife y Plus Pujol Lleida, ambos con menos de diez triunfos.

Del BEC al sufrimiento

Dicen los expertos que la temporada más difícil de un jugador es la segunda. Ya no es ningún desconocido y la exigencia es mayor. Precisamente eso fue lo que le pasó a Bilbao basket en la campaña 2005-2006.

La categoría se salvó a última hora, ganando a Pamesa en La Casilla y dando gracias por la llegada de jugadores como Rancik o Panko a un equipo que vivió su mejor momento el 22 de enero en el BEC de Barakaldo. Aquel día, el Bilbao Basket derrotó al Tau por 92-78. Richard Scott, uno de los «viejos» héroes locales, anotaba 29 puntos. Después de aquello, Vidorreta saltaría en éxtasis a la cancha y el We are the champions iba a levantar no pocas ampollas.

El club bilbaino parecía ya asentado, con Savovic como «asimilado» y profesionales de la talla de Montáñez. Pero la liga volvió a ponerlo sobre aviso. Aquel año harían falta 13 victorias para mantenerse, y Manresa bajaría con 12.

Ya el año pasado fue otra cosa... O no. Rancik buscó irse, la salida de Koljevic al Zalgiris por falta de adaptación, la llegada fugaz de Rodney White, la decepción de Antelo, o el regreso casi sobre la bocina de Panko, el Bilbao Basket vivió su particular pubertad baloncestística.

La Casilla ya era un fortín. Debía serlo, porque fuera el conjunto vizcaino no le ganaba a nadie. Vidorreta reclamaba dos nuevos fichajes para hacer un equipo más largo y mejor preparado, y la llegada de un nuevo patrocinador tomaba tintes de realidad.

Mientras, Recker se reivindicó como un tirador letal, Azofra dio la pausa, Weis y Banic se hicieron fuertes, pero no fue hasta el derbi ante el Bruesa GBC y aquel triple milagroso de Javi Salgado que los de Vidorreta se asentaran definitivamente en la liga. Por primera vez, se quedó más cerca de los play offs que del descenso: con 15 victorias y en la décima plaza.

Y ahora, después de jugar la final de la Supercopa y tras la décima jornada liguera, el Bilbao Basket es quinto y la Copa ya no es sólo un sueño.

El equipo ha dado un estirón no visto hasta la fecha y hay ilusión por arrobas en gente como Huertas, Vázquez o Pasalic. El triunfo del domingo no es sino otro paso en un camino aún largo, pero lo mejor está por llegar.

Nombres propios

Weis, Salgado, Gabriel, Sanmartín, Scott... fueron quienes lideraron el primer Bilbao Basket de la ACB; Panko, Rancik o Montáñez llegaron más tarde; se sumaron Banic y Recker y ahora Huertas o Vázquez dan la madurez que precisa.

sin límites

El estirón del Iurbentia Bilbao Basket es innegable. Con siete triunfos en diez jornadas la Copa, antes tabú, ya no es sólo un sueño. La última victoria ante el Baskonia es otro paso en su camino, pero lo mejor todavía está por llegar.

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