Raimundo Fitero
Aria cruel
Dicen los resultados, y proclaman los analistas, que la vuelta de «Aída» a la noche de los domingos en Tele 5 con sus nuevos capítulos arrasó. Así de rotundos se manifiestan al comprobar en porcentaje y en números absolutos la vuelta de estos personajes. Personajes que son cada vez menos inocentes, más dependientes de sus propios pasados, que están más inmersos en unas tramas que sin perder el humor ácido, se sumergen en los territorios oscuros de las relaciones personales y sociales convertidas como una metáfora de una sociedad despiadada, en donde los perdedores son unos simples acompañantes, los figurantes necesarios para acabar el cuadro. Pero en esta propuesta, son los protagonistas quienes nos hacen la contra-crónica de la sociedad del bienestar.
Todos cantan arias, pero no exaltan al amor, ni a la solidaridad, sino que luchan en una franja en donde un paso más abajo puede ser la marginalidad absoluta, pero que se mantienen a base de picaresca, ingenio, y cada vez menos ingenuidad. Y se hace con unos guiones de primera entidad, con una realización absolutamente eficaz, se diría que totalmente simple, sin ningún alarde, como si no quisieran colocar entre los personajes, el guión, y la pantalla del salón de estar del receptor nada que entorpezca la visualización de las tensiones, de las situaciones que aunque busquen siempre la fantasía, se anclan en un realismo en ocasiones muy duro, diría incluso que cruel.
Así que podemos esperar la llegada de la noche del domingo, porque nuestro tránsito hacia el lunes ordinario viene absolutamente con pleno: primero «Camera café», y después Carmen Machi y toda su vecindad, los mismos que hace unos meses, lo que significa una seguridad cada vez más evidente. Fieles a sí mismos, la respuesta de esta amplia complicidad de televidentes reside en que nos hace reír, pero no con la risa tonta. Y que además de sus contenidos, todos son buenos actores, en situaciones verosímiles, con diálogos en momentos realmente chispeantes, lo que hace que en su conjunto sea una de las series más gratificantes. Y que dure en este buen tono, con esta mala leche tan bien servida.