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HIMALAYISMO Cordada Babanov-Kofanov

Jannu, primera al desafiante y comprometido pilar oeste

Los rusos Sergey Kofanov y Valeri Babanov abren vía en estilo alpino: VI/WI4+/80º/M5 para 3.000 metros de desnivel y 4.500 metros de vía

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Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Todo indicaba que la cordada rusa se iba a enfrentar a la espectacular cara norte del Jannu o Kumbhakarna (7.710 m.), pero no fue así. Las previsiones de todos los medias fallaron, y es que Sergey Kofanov y Valeri Babanov tenían en el mismo Jannu otro objetivo: el inescalado pilar oeste. El propio Babanov, gran alpinista poseedor con cierta polémica de dos Piolet de Oro, lo explica a Gara: «Desde hace siete años he soñado con el Jannu. Era mi primera vez en esta impresionante montaña. Hace años tenía ganas de darle a la directa de su cara norte, pero hace dos temporadas un equipo ruso completó allí una vía. A pesar de todo, seguí soñando con el Jannu. Mi objetivo principal era abrir una nueva línea, mi ruta, que llegara a cima. De esta forma, elegí el inescalado pilar oeste: una línea muy lógica que llega a cima. Además de elegante y comprometida».

La potente cordada rusa monta el campo base a 4.700 metros. Tiempo para aclimatar. Escalan el cercano Merra de 6.300 metros, y sin más colchón para desarrollar una buena fase de aclimatación, emprenden la escalada con la gran incógnita de si el tiempo les iba a ayudar. «Nuestro proyecto, como todos los que se realizan en el Himalaya, está a las órdenes de las condiciones climatológicas. El tiempo es una gran fuente de preocupaciones y siempre se presenta muy incierto. Aunque fue muy inestable, no pudimos esperar a la siguiente ventana de buen tiempo. Empezamos a escalar durante la primera previsión aceptable, y ello nos llevó a no acabar adecuadamente la fase de aclimatación. Sabíamos que la vía era muy larga, unos 4.500 metros de recorrido, y eso nos preocupaba mucho. Además, no estábamos seguros de llevar el material suficiente como para volver por la misma ruta; especialmente en caso de mal tiempo. Como alternativa consideramos la posibilidad de descender por la vertiente opuesta, una zona totalmente desconocida para nosotros».

La primera jornada de la ascensión la dedicaron a atravesar el glaciar y escalar un espolón de roca hasta los 5.500 metros de altura. Las dos siguientes jornadas escalaron la cara norte del Sabitong y volvieron a la base del pilar oeste, a unos 6.350 metros de altitud. Superaron el pilar en tres duras jornadas de trabajo y se plantaron a 7.200 metros, justo donde se une la cresta suroeste del Jannu. Desde ese punto siguieron la cresta, muy larga, y se plantaron ante la torre somital de la montaña a 7.300 m. En la base de la última torre decidieron abandonar el saco, algo de comida y material. A 7.600 m. cayó un vivac a pelo, y al día siguiente terminaron la vía: era el 21 de octubre.

En total, Kofanov y Babanov escalaron 3.000 metros de desnivel y 4.500 metros de nueva vía en el pilar oeste; una ruta que combina secciones duras de roca, hielo y mixto. Las dificultades técnicas: VI, WI4+, 80º y M5. Y toda la ascensión en estilo alpino. Sin lugar a dudas, una de las escaladas más importantes de la temporada en el Himalaya.

Duro vivac a pelo

Sobre las características de la nueva vía firmada por el equipo ruso, Babanov no tiene duda de equipararla con algunas norte de los Alpes: «La línea es muy desafiante y comprometida psicológicamente. Te puedo adelantar que es una combinación de la norte de Les Droites y del Espolón Croz de la norte de las Grandes Jorasses, pero, claro está, a una altura mucho más importante. La vía es bastante segura; bueno, es un término que lo aplico a una de las montañas más bellas del Himalaya».

Para una vía tan larga, no cabe duda que tenían que aligerar en todo lo posible. Estilo alpino y ligero para ir lo más rápido posible. Pero a pesar de quitarse de encima lo «innecesario», las mochilas de los rusos pesaban unos 20 kilos cada una. Llevaban dos cuerdas (una de 5 mm. y otra de 8 mm.), 7 tornillos de hielo, 12 clavos, un juego de fisureros, 4 estacas de nieve y unos pocos friends. Más material: una tienda ligera de un kilo de peso, un saco doble muy ligero de 800 gramos y 5 cartuchos de gas para 8 días.

A las dificultades técnicas y a la maratoniana escalada de 4.500 metros de recorrido de vía hay que unirle el último vivac. Babanov opina que fue de lo más duro de toda la ascensión: «Como en todas mis escaladas en el Himalaya, no me resulta nada fácil quedarme con lo más difícil de la ascensión. Diría que lo más duro fue la última noche que pasamos antes de hacer cima. Hicimos un vivac sin saco a 7.600 metros de altura. Pasamos mucho frío y apenas pudimos dormir. Además, tras el vivac, la jornada de cima también fue dura, ya que tuvimos que escalar algunas secciones y largos difíciles y verticales. Este último vivac fue similar al que pasé con Yuri Koshelenko en la escalada al pilar sureste del Nuptse. Tomamos una decisión muy difícil, y, la verdad sea dicha, no se la recomiendo a nadie».

Kofanov y Babanov han firmado una sobresaliente actividad en una de las montañas, aunque no sea un ochomil, más emblemáticas del Himalaya. Largo, duro, comprometido y en estilo alpino. Un desconocido Kofanov (29 años) y una estrella internacional del alpinismo, Babanov (43 años) han formado un gran tándem. «Escalé con Sergey por primera vez en el Denali (Alaska), en 1995. Y la segunda ocasión que tuve de escalar con él fue el año pasado en el Himalaya. Le propuse venir de nuevo conmigo, al Jannu, y aceptó el gran reto; para mí hacemos un gran equipo. Sergey es uno de los mejores compañeros que he tenido».

Jordi Tosas, solo en el macizo del Jannu

Los rusos no eran los únicos visitantes del macizo del Jannu. Por allí también se dejó ver el alpinista catalán Jordi Tosas. Entre manos, una idea muy interesante: la pared aún virgen del Jannu Este. Pero la gran cantidad de nieve en la montaña le hizo desistir en su reto. Con la bandera pirata como símbolo, es decir, sin ningún tipo de permiso, Tosas cambió de planes y se presentó en la llamada Pared de las Sombras, una cara norte del macizo del Jannu. Allí abrió en solitario una línea directa a una cima subsidaria de la montaña. La ha llamado Sun Tzu, con un desnivel de 1.900 metros, una dificultad de ED y muy expuesta.

Al alpinista catalán, como hace un par de años en el Palung Ri (nueva vía a la que llamó Jan), le dio por escalar en solitario: «La idea era una ascensión en solo, ligera y rápida (sin permiso). El 23 de setiembre salí de la tienda a la 1 de la madrugada. En poco llegué a la cascada de seracs, que ascendí directamente por su izquierda. Sin haber llegado al plateau glaciar, escalé una sucesión de corredores con nieve dura hasta una campa de nieve que domina la zona central de la Pared de las Sombras. En su zona superior, y oblicuamente a la izquierda, seguí un corredor que desemboca en espolón y que da acceso a otra zona expuesta bajo un serac. De allí remonté hasta el borde izquierdo del serac que domina la vía Japonesa. Seguí hasta una altura de 6.900 metros, sin llegar a la arista de la montaña».

Ese fue el punto más alto al que llegó Tosas. Una vez allí, decidió darse la vuelta por el cansancio acumulado, por el peligro de aludes, por la gran cantidad de nieve y por el temor de un cambio de tiempo. Descendió por la vía Japonesa. «Fue un descenso muy delicado, con aludes de polvo muy grandes y con varios rápeles».

Tal y como nos informa Tosas, tras veinte horas de actividad sin parar llegaba a la tienda que tenía montada en la morrena del glaciar del Jannu, justo debajo de su cara norte. Y todo ello, como adelantábamos, en solitario y lo más rápido y ligero posible. La mochila pesaba 25 kilos. A. A.

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