«El tercero ha sido el tomo de los grandes cambios»
Autor de «Historia testimonial del montañismo vasco»
Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA
Desde Pyrenaica, editora de los tres tomos de la historia de nuestro montañismo, nos han hecho saber que se sienten enormemente orgullosos con el gigantesco trabajo realizado por nuestro compañero Antxon Iturriza. Y es que, a diferencia de otros países con tradición montañera, Euskal Herria ya puede decir que tiene recogida su historia. Una especial satisfacción que también hacen suya todos los amantes de este mundillo. Y es que el inmenso trabajo de investigación, de recopilación de datos y de llevar todo ello a las páginas de esos tres tomos es merecedora de todos los elogios.
Llegamos a la última estación de su aventura particular por la historia del montañismo vasco. ¿Qué tal ha ido el viaje por el tercer tomo?
Cada tomo ha sido una etapa distinta. La primera estuvo marcada por la investigación en los archivos, la segunda tiré mucho de entrevistas y esta tercera y última ha sido recuperar la labor periodística que he (hemos) realizado durante estos años. Son pasajes que he vivido muy de cerca. Por eso me ha resultado sencillo. Eso sí, tiene otra dificultad que se concreta en la avalancha de datos e información. Por aclarar un poco esta última etapa, decirte que el prólogo lo he titulado «El tronco y las ramas». Hasta el año 80 había un tronco y, a partir de ese año, le salen ramas muy diversas. En definitiva, son dos etapas, con el año 80 como frontera. Un dato muy clarificativo: hasta el año 80, en el Himalaya se contaron de 4 a 5 expediciones y ahora he cerrado con 261. A parte de eso, me he quedado sin publicar unos ochenta folios. Realmente había un exceso de información y actividades.
Esas ramas a las que hace referencia son, en definitiva, los pilares o contenidos en los que se basa este tercer tomo. Una última etapa llena de importantes cambios, como es la eclosión del himalayismo.
Sí, en este apartado se ven claramente dos épocas. Una, la comprendida entre los 80 y 90. Fue una fase creativa, con proyectos muy audaces, y a la que denomino como el «club de los perdedores», ya que en muchos casos volvían sin cumplir sus objetivos. A partir de los 90 proliferan el número de expediciones, pero, salvo algunas excepciones, los proyectos no son tan interesantes. También surge una faceta de acumulación de historial; léase, al principio Juanito Oiarzabal y los hermanos Iñurrategi y ahora, Edurne Pasaban, Iñaki Otxoa de Olza...
Otra de las claves más importantes es la aportación de los especialistas en las grandes paredes.
Ha sido otra de las fuentes más importantes de la que ha bebido el alpinismo vasco; ha dado mucho de sí. Prácticamente se puede dar la vuelta al mundo con las escaladas hechas por vascos en los big-walles. Una vuelta al mundo en el plano vertical.
La aparición de la escalada deportiva también ha llevado a esa internacionalización.
Sin ningún lugar a dudas. Ha habido personajes claves. Al inicio estuvo Patxi Arozena, quien dio ese toque internacional a la escalada vasca. Luego llegaron otras referencias, como es el caso de Josune Bereziartu. Y en el plano puramente competitivo tenemos a Patxi Usobiaga. Hasta hace pocos años, el objetivo de los escaladores vascos en los circuitos internacionales era llegar a la final. Ahora, con Patxi, tenemos a un bicampeón de la Copa del Mundo.
Y cerrando el círculo de los contenidos, tenemos la aparición de otro tipos de competiciones.
Es la parte en la que menos me he apoyado, ya que el eje de mi trabajo siempre ha sido el alpinismo. Las competiciones de carreras de montaña, de esquí alpinismo... las he recogido en un plano menor.
Con este tercer tomo ha cerrado el círculo. ¿Con qué sabor de boca te ha quedado? Y, sobre todo, ¿qué le ha aportado esta aventura por la historia del montañismo vasco?
Ahora estoy en una fase de relajamiento. La comparo con el sentimiento que se tiene en las grandes montañas. Tienes un gran objetivo y lo consigues. Luego ese objetivo se diluye y te queda un gran vacío. Es lo que siento en este momento.
Estos diez años dedicados a este trabajo me ha aportado mucho. Diez años de tu vida son muchos años y por ello considero que ha sido una parte importante de mi vida. En el plano personal me ha aportado un gran conocimiento del alpinismo, satisfacciones por descubrir historias inéditas, he tenido la oportunidad de contactar directamente con personas de antes y de ahora que han aportado lo suyo en este mundo... En definitiva, este trabajo ha sido el colofón de mi carrera como periodista o cronista de montaña. Es mi tesis doctoral.
Además, sí que dejas mucha parte de ti en la preparación y elaboración de estos tres tomos. No te imaginas las horas que he metido en este trabajo; yo te diría que han sido miles de horas. Ha sido una escalada larga y, además, en solitario.