A traición
El juez Fernando Grande Marlaska citó a una quincena de jóvenes vascos a declarar ante su juzgado por causas por él mismo creadas. Asistieron los llamados y fue el mismo juez, en términos de venganza y/o practicismo, quien ordenó su previa detención en la misma puerta de su juzgado. ¿Quién puede dudar ahora de la utilidad de la tortura? Hechos y no palabras. Lo demás no se sostiene.
OLASO