Falsa disyuntiva entre átomos malos y buenos
Los servicios de inteligencia norteamericanos han difundido uno de esos informes que contradicen en apariencia la posición de la Casa Blanca pero que en el fondo tienen el sentido de respaldar la eficacia de la política de la amenaza que practica la primera potencia militar del planeta. El informe en cuestión desmiente la retórica de la Casa Blanca con respecto al peligro que implica para el mundo el programa nuclear iraní, pero al mismo tiempo avala las amenazas de intervención que han marcado la relación con Teherán en los últimos cuatro años, porque supuestamente han dado el resultado de hacer desistir a Irán de la pretensión de dotarse de arsenal nuclear. Los espías estadonidenses vienen a decir que Bush exageró pero que mereció la pena porque se logró que Teherán echara el freno.
Para el común de los mortales resultan de difícil comprobación tanto los datos en los que Bush basa su amenaza a Irán como los que sus espías aducen para rebajar, en puertas de un proceso electoral complicado para el aún presidente, la tensión con el gigante persa.
Lo que sí resulta más evidente es que esta crisis ha asentado una falsa disyuntiva entre átomos buenos y átomos malos que no es de recibo. Esa creciente buena prensa de que goza la promoción de la tecnología nuclear civil es la auténtica amenaza a contrarrestar.