Un documental dedicado al lingüista y euskaltzale Koldo Mitxelena dió inicio ayer a la gala anual de la entrega de los premios de Literatura Euskadi. Hasta Gasteiz se desplazaron los ganadores de esta 25 edición. Y no hubo sorpresas cuando la presentadora del acto, Estitxu Fernandez, disculpó la ausencia de Xabier Montoia.

El primero en recibir el premio fue un emocionado Fernando Rey, por su traducción «Pereira dioenez»; le siguió Miren Agur Meabe, ganadora en la categoría de literatura infantil y juvenil con «Urtebete itsasargian»; y finalmente subió al escenario Juan Bas, vencedor por su novela en castellano «Voracidad». El que no acudió al acto fue Xabier Montoia, Premio Euskadi de Literatura en euskara por «Euskal hiria sutan». Y es que ya se preveía que el músico y escritor gasteiztarra no se personara, fiel a su postura de no aparecer en público en calidad de escritor.

Reflexionar sobre el cambio

Las palabras de la Consejera de Cultura Miren Azkarate fueron quizá las que más sorpresa suscitaron en la noche de ayer. Y es que con motivo del 25 aniversario de la convocatoria de estos premios, Azkarate mencionó el Plan Estratégico de la Cultura como instrumento para sentar criterios sobre la cultura y por lo tanto para mejorar estos aspectos en un futuro. «Hace 25 años que se vienen otorgando los Premios Euskadi de Literatura y tenemos que reflexionar sobre cómo se hacen y si se realizan sólo por tradición o deberían cambiar en algún aspecto».

A continuación, los premiados fueron llamados uno a uno a recoger la estatuilla diseñada por Mari Puri Herrero. Uno de los discursos que más ternura despertó entre el público fue el de Fernando Rey. El traductor de «Pereiraz dioenez» (Igela) reconoció que había pasado una semana tan mala de nervios con motivo del galardón que había dejado por escrito su agradecimiento por si no llegaba vivo a la cita. «Mi madre hubiera preferido que fuera médico en Olite (..) y de mi padre me vienen a la mente dos cosas: primero, `trabaja mucho', y luego, `trabaja bien' -dijo Rey haciendo reir al público presente-. Finalmente, salí escritor y quiero agradecer a ambos que siendo de Navarra tuvieran esa actitud tan abierta hacia el euskara».

Miren Agur Meabe trajo a la memoria el premio Euskadi que recibió en 2002 por «Itxaslabarreko etxea». «Hace cinco años este premio fue un milagro y hoy lo considero un regalo -apostilló-. Entonces se lo dediqué a mi madre porque siempre me dijo que la literatura me serviría para arreglar el mundo. Ahora se lo quiero dedicar a mi otra madre, a mi pueblo, a Lekeitio».