El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, permaneció ayer apenas media hora en el Hospital de Baio- na. Tras llegar a Euskal Herria en un avión que salió de Madrid y aterrizó en Biarritz al mediodía, a las 12.30 llegó al centro en que se encuentra ingresado el guardia civil Fernando Trapero en estado de muerte cerebral. Se reunió ayer con la familia del agente -que el domingo criticó al Ministerio de Interior español afirmando que no permite que los guardias civiles actúen armados en estas operaciones-. Luego departió durante un cuarto de hora con el personal médico, y finalmente hizo unas breves declaraciones a los medios.

«Quiero compartir con los padres, con la familia y los compañeros de Fernando el dolor que están viviendo en una situación difícil, la ejemplar entereza que están teniendo sus compañeros -indicó el líder del PSOE-. Sé que de esta manera me uno al sentimiento que están teniendo todos los ciudadanos españoles, que están pensando en el dolor tan salvaje, tan injusto y tan intolerable que han recibido por parte de ETA».

Mientras tanto, no hay novedad alguna ni en torno al estado del guardia civil ni sobre la investigación. La Policía francesa analiza ahora el vehículo que intentaron robar anteayer cerca de Périgueaux dos supuestos militantes de ETA.

El ministro de Interior, Adolfo Pérez Rubalcaba, que acompañó a Zapatero en Baiona, insistió en que no fue una acción premeditada, «pero eso no resta un ápice al dolor y al asco».