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El telonero y el cabeza de cartel

Imanol AMIANO

Ya estamos en el día después de la resaca de la resaca; porque lo del domingo fue una borrachera de sensaciones coperas, con un Iurbentia que mucho tendría que desafinar para no acudir con la etiqueta de «artista invitado» a la fiesta de febrero, también en Gasteiz.

Fue un festi tremendo. El anticipo de lo que nos espera. Los teloneros demostraron tablas, repertorio, talento y contundencia, tanto como el cabeza de cartel, que no tuvo su mejor actuación. La puesta en escena fue brutal. Mientras Recker y Rakocevic rivalizaban con sus eléctricos riffs, era Huertas quien se marcaba el mejor solo, bien arropado por una banda muy compacta, con una percusión potente, buen acompañamiento de viento en las gradas y, si no se le sube la gloria a la cabeza, cuerda para rato.

En el Baskonia, Las Supremes trataron de dar el do de pecho. Pete Mickael llevó la voz cantante a lo Diana Ross, pero mientras McDonald hizo bien los coros, Linton Johnson no termina de aprenderse la letra y será cuestión de tiempo que volvamos a ver a Singleton en directo.

Txus estaba nervioso. Para algunos, tenía alucinaciones. Y cuando reclamó igual trato para sus chicos, los seguratas lo mandaron al backstage a tomarse una ducha. O una cerveza. Pero además de que las protestas de los managers no caen en saco roto -antes Spahija había hecho lo mismo-, Salgado, el bajo de Santutxu, marcó mejor el ritmo que el milonguero Prigioni, ronco después de que tres gallos de Planinic en el primer tema le dejaran como único cantante.

Zurbano enloquecía y hasta Jasaitis saltó al escenario. El espontáneo demostró saberse el estribillo, pero tras más de hora y media de concierto, los bilbainos repitieron el bis de su actuación en Murcia, y esta vez fue un éxito. El telonero se había comido al cabeza de cartel.

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