Bélgica, cuando la crisis política se traslada al campo de fútbol
La crisis política que enfrenta a flamencos y valones desde hace seis meses en Bélgica ha llegado hasta el fútbol con la decisión de mantener en el puesto al seleccionador del equipo nacional, el neerlandófono René Vandereycken, contra el dictamen de los francófonos.
Benoît NOËL
El pasado sábado, tras una votación secreta, el Comité Ejecutivo de la Federación belga de Fútbol (URBSFA) propuso, por 11 votos a favor y 10 en contra, la prolongación del contrato de Vandereycken, que debía terminarse a finales de junio 2008, para que continúe hasta 2010. Según los medios belgas, todos los miembros francófonos del Comité, que son 7, votaron en contra, acusando a René Vandereycken de haber obtenido unos resultados muy pobres desde que se hizo cargo de la selección hace dos años, así como de «los incumplimientos en la comunicación» con los propios medios de comunicación, principalmente con los de Valonia.
Las relaciones entre la prensa valona y el seleccionador se han tensado mucho durante los últimos meses. Hasta tal punto que los diarios de lengua francesa consideraban la destitución de Vandereycken como un hecho prácticamente consumado. Por tanto, les sorprendió la decisión tomada el sábado por la URBSFA-KBVB [siglas que corresponden al nombre en francés, Union Royale Belge des Sociétes de Football-Association, y neerlandés, Koninklijke Belgische Voetbalbond].
La Cuestión Real de 1950
«¿Que la votación del sábado oculta un conflicto intercomunitario? Quizá, pero no sólo eso», relativiza Christophe Berti, editorialista del diario «Le Soir», que hace notar que «no había más que siete francófonos sobre los veintiún votantes» y que «no es, pues, un debate solamente flamencos contra valones». En cambio, para el diario flamenco «Het Nieuwsblad», ha sido una votación que «nos hace recordar la `Cuestión Real' (en 1950) cuando, por referéndum, un 72% de los flamencos reclamaba la vuelta a la vida política de Leopoldo III, mientras que una mayoría de valones no lo deseaba» debido a la actitud que había mantenido el rey y que juzgaban como demasiado conciliadora durante la ocupación alemana [durante la II Guerra Mundial].
«Los diarios francófonos son demasiado radicales respecto a Vandereycken y tienen la crítica demasiado fácil», comentaba la noche del domingo un presentador de la emisión deportiva «Estudio 1», en la cadena de televisión pública flamenca VRT, insinuando al mismo tiempo que si el seleccionador fuera francófono, estas críticas serían más moderadas.
Para el periodista de «Dernière-Heure/Les Sports» Christian Hubert, «la elección del seleccionador se convierte en una elección comunitaria: valones contra flamencos. Pero, ¿qué pinta el tema comunitario en este terreno? El fútbol belga está inmerso en una crisis estructural, y es de eso de lo que hay que ocuparse», enfatiza.
Precedentes
Los ejemplos de seleccionadores maltratados por la prensa de una parte del país y apoyados por la del otro no faltan en la historia de la selección belga de fútbol [fundada en 1895]. El más reciente, durante el Mundial-2002, cuando «el valón Robert Waseige fue destrozado por la prensa flamenca», como recuerda el bruselense Paul Van Himst, también él antiguo seleccionador. «Habíamos llegado demasiado lejos con el tema de Waseige», reconocería más tarde el editorialista del diario «De Morgen».
Y mientras la polémica sube de intensidad en los medios de comunicación, los jugadores de la selección, ya sean francófonos o neerlandófonos, aseguran que quieren «formar un bloque unido que sostenga a Vandereycken», según manifestó el centrocampista Steven Defour, joven internacional y estrella flamenca del Standar de Lieja. «Todos los jugadores están con él. Ha formado un grupo muy bueno, joven y prometedor», asegura también el defensa del Anderlecht Mark de Man.
La única voz discordante en esta oda a la unidad han sido las procedentes del centrocampista del Hamburgo Vincent Kompany, que había apuntado a la existencia de problemas flamencos-valones en el seno del equipo nacional para explicar en parte sus malos resultados. Ante el clamor de indignación que se levantó en torno a esas declaraciones, el jugador se ha retractado y, además, ha prometido que de ahora en adelante únicamente hablará «de fútbol y de coches».
Para muchos periodistas deportivos, y no sólo para los francófonos, la destitución del actual seleccionador belga parecía cantada una vez concluida la fase clasificatoria de la Eurocopa 2008, con unos resultados, si no pésimos, sí muy por debajo de lo esperado.
Bélgica había quedado encuadrada en el grupo A, junto a Portugal, Polonia, Serbia, Finlandia, Kazajistán, Armenia y Azerbaiyán, entre quienes se disputaban dos plazas para la fase final, que se disputará en Suiza y Austria durante el mes de junio.
Tras 14 partidos, en los que obtuvieron 5 victorias, 3 empates y 6 derrotas, los belgas acabaron en quinta posición, sólo por delante de las selecciones de las tres antiguas repúblicas soviéticas.
Si la Federación no cambia de opinión, Vandereycken ya puede pensar en la clasificatoria para el Mundial 2010, en la que tendrá que enfrentarse a España, Turquía, Bosnia-Herzegovina, Estonia y, de nuevo, Armenia.