El presidente libio, Muamar al-Gadafi, fue recibido ayer con todos los honores en la Asamblea Nacional francesa, en la segunda jornada de su visita a París, en la que desmintió rotundamente a su anfitrión, Nicolas Sarkozy.

Al-Gadafi destacó que durante el encuentro que mantuvo con Sarkozy el lunes en el Palacio del Elíseo no se trató la cuestión de los derechos humanos. De este modo, dejaba en evidencia a Sarkozy, quien había señalado que había pedido al líder libio que impulsara avances en esta cuestión.

«En primer lugar, ni el presidente Sarkozy ni yo mencionamos estos asuntos», declaró al-Gadafi en una entrevista en la televisión pública France 2. «Somos amigos bastante próximos y cooperamos», añadió.

Estas palabras atizaron aún más la polémica en el Estado francés, donde las formaciones de la oposición acusan a Sarkozy de «arropar a un dictador».

Así, el jefe del PS, François Hollande, preguntó «qué viene a hacer» al-Gadafi a la Asamblea Nacional, donde fue recibido, alfombra roja incluida, por su presidente, Bernard Accoyer.

El diputado del PS Pierre Moscovici -que preside la comisión formada para investigar la gestión de Nicolas Sarkozy y su entonces esposa, Cécilia Ciganer, en la liberación de las enfermeras búlgaras en junio-, fue más allá y denunció que «un dictador ha irrumpido en el templo de la democracia».