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Basquet Country

Nuestros Pistons particulares

Imanol AMIANO

Mañana se cumplen 24 años desde que los Denver Nuggets de Kiki Vandeweghe y Alex English pasaran a la historia. Lo hicieron al anotar 184 puntos y... perder el partido. Lógicamente, sus verdugos también pasaron a la historia, no en vano fueron co-protagonistas del partido con mayor anotación conjunta de la historia: 370 puntos después de tres prórrogas. Los autores de los 186 restantes fueron los Detroit Pistons de Chuck Daly; quién lo iba a decir. El germen de aquellos Bad Boys que machacaron -casi literalmente- a los Bulls de Jordan -sistemáticamente durante dos años- y a los Lakers de Magic, Worthy y Jabbar, en fiestas tipo East-West. Isiah Thomas y Vinnie Microondas Johnson, guiados por Kelly Tripucka, empezaban a despuntar, mientras que Billy Laimbeer ya campaba a sus anchas en su papel de sheriff malo-maloso de pueblo de road movie.

Europa no es la NBA, a pesar de que nos encontremos con noticias como la del miércoles de la semana pasada, cuando el Alba Berlín batió al KK Bosna de Sarajevo 141-127 tras cinco prórrogas. La Copa ULEB tampoco es la ACB. El Joventut de Aíto, al que desde Madrid quisieron endilgar el cariñoso apelativo de los de Detroit, supera los 90 puntos por partido y apenas sorprende que sea el líder de la ACB. Quien también cada vez sorprende menos es el Iurbentia, nuestros Pistons particulares. Es el polo opuesto a la Penya -encaja menos de 70 puntos por partido- gracias a su batería de laimbeers, mahorns, salleys, edwards y rodmans, léase Weis, Banic, Pasalic, Savovic, Vázquez, Rancik o Quincy Lewis. Pero Chuck Vidorreta también dispone de Marcelinho Thomas, Dumars Recker o Vinnie Salgado. Bad Boys. Good Boys. Cuartos y subiendo como cohetes. Como dijo Luke, «el cielo es el límite».

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