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Un gesto que retrata el conformismo de la Federación vasca

Manex ALTUNA

El cambio de denominación de la selección nacional vasca para el partido de estas navidades frente a Catalunya es un paso positivo en la dirección hacia la oficialidad si se valora de forma objetiva.

Sin embargo, la memoria y el tiempo ponen a cada uno en su sitio y en este caso, deja en evidencia el papel conformista que juega la Federación vasca de fútbol. Su presidente, Iñaki Dobaran, explicó que la selección pasaba a llamarse Euskal Herria porque los jugadores así se lo habían solicitado. Es cierto. Hace un año, una treintena de futbolistas vascos en activo de Primera, Segunda y Segunda B realizó varias peticiones a la federación como el cambio de nombre y de himno y mostraron su preocupación porque tenían la sensación de que no se hacía todo lo posible para que la selección vasca consiguiera competir de forma oficial.

En ese momento, no quisieron ni escucharles, entre ellos el propio presidente de la federación que se hizo el sordo al igual que cuando ESAIT y otros agentes sociales, políticos y sindicales le reclamaron lo mismo. No estaba en sus manos, no le competía a la Federación vasca inmiscuirse en esos asuntos. Era, al parecer, un tema de políticos. Alguno de ellos, como Anasagasti, se subió al carro y quedó en evidencia al descalificar en su blog a Tiko por ser uno de los que leyó el comunicado. El político jeltzale le recriminaba falta de cultura porque en la transición se decía que «Nafarroa, Euzkadi da».

Un año después han terminado dando la razón y demostrando que la Federación vasca de fútbol puede hacer mucho más de lo que está haciendo para lograr la oficialidad. Dobaran argumenta que ese no es su trabajo y que la federación está tan sólo para organizar partidos y recaudar fondos para el fútbol base. A su lado estaba, sin embargo, el consejero de Deportes de Lakua que sí que soltó un discurso a favor de la oficialidad, pero sin concretar ningún paso.

José Ramón Garai dice ahora que no hay trabas legales para participar en competiciones internacionales, pero no explica qué es lo que piensa hacer el gobierno al que pertenece para conseguirlo. ¿Acaso ha diseñado un plan estratégico para analizar qué pasos se deben dar y dónde se debe reclamar la oficialidad? Seguramente, no. Pero como ahora faltan tres meses para las elecciones vuelven a recurrir al tema de las selecciones. Llevan 25 años gestionando y negociando presupuestos y competencias, pero ¿cuántas veces han puesto encima de la mesa el tema de la oficialidad?

Ya es hora de quitar las caretas y dejar de engañar al pueblo. La manifestación del 29 de diciembre deber servir para que miles de personas reivindiquen la oficialidad de las selecciones y, sobre todo, de impulso para que los conformistas se muevan de sus poltronas.

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