El Parlamento de Gasteiz, en primer lugar, «insta» al Gobierno de Lakua «a la modificación o ampliación del decreto ya en vigor para catalogar la cueva (de Praileaitz) con la máxima protección de la Ley de Patrimonio Cultural Vasco. En segundo lugar, «insta a los poderes públicos a que las pautas de actuación respecto a la cueva y a la ladera en la que se encuentra se basen en el principio de prudencia, con el fin de garantizar la preservación de la misma». En tercer lugar, «insta al Gobierno a la paralización cautelar de todas las actividades que se den en este área», en referencia a la cantera de Sasiola, que explota Zeleta S.L. del grupo Amenabar.

El texto no es el original, presentado conjuntamente por PSE, EHAK y Aralar, sino que corresponde a una enmienda de transacción, que apenas afecta al fondo de la propuesta y que permitió que también EA y EB, socios del PNV en el tripartito, se sumaran al consenso.

El PP presentó su propia enmienda, «más completa incluso», en palabras del parlamentario Antonio Rivera, del PSE, pero sus «cláusulas de imposibilidad para actuar junto a otros grupos» -en concreto, con EHAK-, hicieron que no fuera tenido en cuenta por el resto. Aún así, Carmelo Barrio (PP) dejó claro que su partido estaba de acuerdo con el espíritu de la enmienda de transacción y por eso se abstendrían en la votación, «para facilitar que salga adelante».

El único partido que respaldó la gestión que en Praileaitz ha hecho el departamento de Miren Azkarate, quien siguió el debate con semblante serio, fue el PNV, pero, al final, también se abstuvo en la votación, quizá para no evidenciar que en este asunto se ha quedado «solo», según le reprocharon los portavoces del resto de formaciones.

En consecuencia, de los 70 parlamentarios presentes, 33 votaron a favor de instar a Lakua a modificar al alza el decreto de Praileaitz; 37 se abstuvieron y ninguno votó en contra.

Obligación «moral»

El texto aprobado ayer es una propuesta no de ley y, por tanto, no tiene carácter vinculante. Pero moralmente obliga al Gobierno a replantearse la cuestión.

La primera en intervenir en el debate, en el que pesó mucho el «Manifiesto pro Praileaitz y su entorno» suscrito por 361 expertos de todo el mundo, fue Itziar Basterrika, de EHAK, el grupo que promovió las comparecencias de Praileaitzen Lagunak y Aranzadi en la Comisión de Cultura, origen de la decisión de ayer. «Parece claro -dijo- que el Gobierno no ha acertado, que la cueva y su entorno carecen de la suficiente protección y, por tanto, lo que procede es modificar o ampliar el decreto».

Antonio Rivera, del PSE, se dirigió a Azkarate con el manifiesto de los expertos en la mano: «Díganos quién respalda sus decisiones, porque tiene aquí a toda la nómina de los arqueólogos vascos y muchos no vascos». Abogó por la conservación también del entorno de Praileaitz I «porque la Ley lo pide y, además, la singularidad de la cueva invita a ello». Hizo un juego con tres títulos de obras de Jane Austen: «Sentido y sensibilidad», que es lo que, en su opinión, ha faltado en este caso en el departamento de Azkarate; «Orgullo y prejuicio», que es lo que ha sobrado y le ha llevado a no moverse «lo más mínimo»; y, para terminar, «Primeras impresiones». «Es un libro que la autora británica no llegó a publicar -dijo Rivera- y, del mismo modo, nosotros esperamos no hacer públicas las primeras impresiones que nos ha causado el hecho de que a la hora de elegir entre la cantera y la cueva, el Departamento de Cultura, no el de Industria, parece que haya optado por la primera».

Barrio (PP) se confesó «impresionado» por la cantidad y calidad de las adhesiones al manifiesto. «A esto no se le puede hacer oídos sordos; vamos a seguir el camino de los que saben», dijo. «Están ustedes demasiado cerrados en este asunto -añadió dirigiéndose a los jeltzales-. Hay algo detrás que se nos escapa».

Antxon Carrera (EB) consideró «evidente» que el actual decreto es insuficiente y defendió que «el interés general debe estar por encima del particular del propietario de la cantera».

Onintza Lasa (EA) apeló al principio de precaución e hizo una reflexión al hilo de una cita de Joxe Miel Barandiaran: «`Un gramo de hechos vale más que una tonelada de hipótesis', decía; pues bien, no podemos perder ni un gramo de Praileaitz».

Cerró el turno de intervenciones Luke Uribe-Etxeberria (PNV). «La cueva y las pinturas están perfectamente protegidas y nadie ha demostrado lo contrario», afirmó. En su opinión, el Gobierno ha actuado en Praileaitz con «seriedad y celeridad» para defender un patrimonio que se encuentra en «lo que en su día fue monte y dejó de serlo». Dijo estar «abierto» a modificar el decreto, «si se producen nuevos hallazgos arqueológicos que lo justifiquen». Pero, en lo que no se produzcan, «la Administración debe regirse por los principios de eficacia y proporcionalidad». Se refirió también a los trabajadores de la cantera que podrían verse afectados. Dirigiéndose al Ayuntamiento de Deba -cuyo alcalde estaba ayer en la tribuna-, afirmó que, «si tan interesado está en proteger el entorno de la cueva, que lo haga, que dispone de un instrumento (el planeamiento urbanístico) adecuado para ello». A los integrantes de Praileaitzen Lagunak les mostró todo su respeto, pero les invitó a reflexionar en torno al concepto de desarrollo sostenible, «que a todos nos gusta vivir en casas de cemento y no de adobe». Las palabras más duras las tuvo para con Aranzadi y, sobre todo, para con el director de la excavación arqueológica, Xabier Peñalver, que también estaba en la tribuna. De la sociedad dijo que le había decepcionado en este asunto y a Peñalver le acusó de «manipulaciones» y de haber causado «alarma social». En este punto, la presidenta, Izaskun Bilbao, impidió que Luke Uribe-Etxeberria continuara.