Ban viaja a Bali para tratar de salir de la crisis y alcanzar un acuerdo
Los delegados de la cumbre sobre el cambio climático de Bali apuraban anoche las últimas horas para alcanzar un acuerdo. Ante el estancamiento de las conversaciones y la oposición de países como Estados Unidos, Japón, Canadá o Rusia, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció ayer que hoy estará en Bali para tratar de salir de la crisis. Los países en vías de desarrollo denunciaron presiones y exigieron a los ricos mayores compromisos.
GARA |
La oposición de países como Estados Unidos, Japón o Canadá a fijar un objetivo numérico para la reducción de la emisión de los gases con efecto invernadero, tal y como plantea la Unión Europea, y a firmar una «hoja de ruta» encaminada a sustituir al tratado de Kioto han marcado el desarrollo y la recta final de la cumbre de Bali. Ayer, ante la falta de un acuerdo, los delegados extendieron las negociaciones más allá del programa previsto. Pero, pese a reconocer las visibles diferencias, todos emplearon un discurso optimista.
«Va a haber acuerdo, lo que no sabemos es cuánto tiempo va a tardar en alcanzarse», afirmó Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En declaraciones a los medios en los pasillos del centro de convenciones de Bali, subrayó que «ningún país puede permitirse salir de aquí sin acuerdo». Si bien expresó su preocupación por la lentitud de las conversaciones y no descartó la amenaza del fracaso, aseguró que «eso no ocurrirá porque es tal la presión pública para que de esta cumbre salga una resolución que no creo que los ministros sean capaces de abandonarla sin una respuesta política al mensaje científico que han recibido», incidió.
«Nadie quiere ver este proceso fracasar y, sobre todo, nadie quiere ser el país que lo hizo fracasar», resaltó De Boer.
En esa línea, el ministro de Medio Ambiente alemán, Sigmar Gabriel, opinó que «la situación es buena. El clima de esta conferencia es también bueno. Al final, tendremos éxito». El jefe negociador de EEUU Harlan Watson dijo sentirse «optimista» sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo.
Posturas enfrentadas
Aunque De Boer habló de «progresos significativos», lo cierto es que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, viajará hoy hasta la isla indonesia desde Timor Oriental para ayudar a los negociadores.
«Mañana -por hoy- volveré otra vez a Bali para reunirme con las delegaciones, examinaré qué bloquea la negociación y pediré a mi personal más consultas. Si es necesario, volveré sentarme con las delegaciones y les pediré que lleguen a un acuerdo», manifestó en Dilli.
«Espero que logren un consenso, porque se trata de un asunto de responsabilidad política y moral de toda la comunidad internacional, y del futuro del planeta Tierra», resaltó. Advirtió, además, que «el cambio climático es un tema que afecta al futuro de la humanidad».
El objetivo de esta cita en Bali era delimitar una «hoja de ruta» que desemboque en un nuevo tratado, ya que el de Kioto expira en 2012. En las últimas horas, al enfrentamiento que la UE mantiene con Estados Unidos, Canadá y Japón se han sumado las reticencias de Rusia a incluir en el documento final compromisos específicos para reducir la emisión de gases contaminantes. Bruselas quiere que los países industrializados se comprometan de forma clara a rebajarlos entre un 25 y 40%. El plazo para ello sería 2012.
La UE defiende que ese porcentaje es el recomendado por los científicos en el último informe del Grupo Intergubernamental de expertos de Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
El comisario europeo de Medio Ambiente, Stavros Dimas, dejó claro que mantienen la exigencia de que el texto defina la «hoja de ruta de Bali» y recoja las recomendaciones de que las emisiones deben disminuir entre un 25 y 40%.
Rusia se niega a incorporar cifras concretas por entender que pueden condicionar las negociaciones futuras y por considerar que la evaluación del IPCC no es tan concluyente.
Entre las soluciones que se barajaban para salir de la crisis y desbloquear la situación, está la de incluir dicho recorte en el preámbulo de la resolución y no en la parte dispositiva. No obstante, los borradores cambiaban constantemente.
Algunas partes apostaban por renunciar a especificar esos compromisos y por aplazar ese debate, conscientes de que en 2009, fecha en la que se debería cerrar el acuerdo multinacional que sustituya al de Kioto, habrá cambiado la Administración estadounidense.
El propio Al Gore, que responsabilizó directamente a su país de «bloquear cualquier progreso», se sumó a esa tesis. De una forma gráfica, comparó la situación con un partido de hockey e instó a los «jugadores» a lanzar la pastilla no a la posición donde está el compañero, sino al lugar donde estará en el futuro.
Indonesia, en calidad de país anfitrión y presidente de la Conferencia, planteó que el texto refleje el compromiso de los países ricos a reducir sus emisiones en un 50% en el año 2050.
«Es una cuestión de pobreza»
En este contexto, los países en vías de desarrollo denunciaron ayer haber sido amenazados con sanciones comerciales si no aceptaban comprometerse a limitar sus emisiones de carbono.
«Hemos estado bajo una fuerte presión para aceptar compromisos para aumentar la mitigación de una forma injusta y que retrasaría el desarrollo de nuestros países», resaltó Munir Akram, embajador de Pakistán ante la ONU y presidente del grupode países en vías de desarrollo G-77 más China.
Reveló que en las conversaciones les comunicaron que podían «llegar a la mesa de negociación con un acuerdo o que se les podría obligar con otras medidas, como sanciones comerciales». «Hemos resistido con éxito a las presiones y amenazas», destacó. «A veces, en el curso de una negociación, lo que está en el corazón y la mente se escapa por la lengua», añadió.
«Los países industrializados han tenido 200 años para seguir un camino de desarrollo económico con un uso intensivo del carbono y cuando nos toca el turno a nosotros, nos dicen que no podemos hacerlo», criticó.
«Hay que hacer algo para no repetir los mismos errores, pero tenemos que crecer porque los niveles de pobreza en nuestros países son muy elevados», señaló. Akram abogó por objetivos «voluntarios, nacionales y en el contexto de su desarrollo sostenible». «Es una cuestión de pobreza, de humanidad», sentenció. Recordó que, según la propia Convención de la ONU, la reducción de emisiones dependerá directamente de «la transferencia de tecnología, financiación y ayuda al desarrollo» por parte de los países ricos.
Exigencias latinoamericanas
Desde Latinoamérica, el ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, reclamó a los países ricos que «dejen de predicar y den ejemplo».
La titular de Medioambiente de Chile, Analya Uriarte, pidió que se pongan en marcha mecanismos para que EEUU asuma su parte de responsabilidad en el calentamiento global.
En este sentido, remarcó el «imperativo ético» que tienen los países desarrollados de «adoptar medidas decididas y fuertes para enfrentar este fenómeno» y les instó a aumentar «de manera significativa» las ayudas para que las naciones emergentes puedan adaptarse al cambio climático.
Entretanto, el equipo negociador, formado por un reducido grupo de países ante el desencuentro de las partes, intentaba a última hora lograr un acuerdo para presentarlo hoy.
Argentina y Australia encabezan un grupo informal para tratar de alcanzar una postura común sobre cómo formular el preámbulo, qué consideraciones se deben incluir y cómo hacer referencia al informe del IPCC.
Los expertos han alertado de que uno de los efectos inmediatos del cambio climático es el aumento de las catástrofes naturales. En República Dominicana, por ejemplo, ya han muerto 24 personas por la tormenta Olga.
El oso polar de la bahía de Hudson en Canadá lucha por sobrevivir y hacer frente a la subida de la temperatura, que no le permite pasar tanto tiempo en los glaciares. «Durante años, ha habido entre 1.600 y 2.000 osos polares. Ahora, no hay más que 965», alerta.
Chicago, Copenhague, Manila, Melbourne, Sidney, Tel Aviv y Toronto pedirán a sus habitantes que desconecten la electricidad durante una hora al día como medida de ahorro energético.
La primera Conferencia Mundial sobre el Clima se celebró en 1979 en Ginebra. Ya entonces alertó sobre el efecto de la industrialización en el cambio climático y solicitó la cooperación de todos los países para «explorar el futuro del clima».