Bielorrusia cerró filas ayer junto a Rusua contra el proyecto de escudo antimisiles de EEUU en Polonia y en la República Checa. «Bielorrusia está dispuesta a asumir su papel frente al despliegue en Europa de parte del sistema de defensa antimisiles de EEUU», anunció sin más precisión el presidente bielorruso, Alexandre Lukasahenko, en su comparecencia junto a su homólogo ruso, Vladimir Putin, durante la visita de éste último a la Rusia Blanca.

El pasado mes de noviembre, Moscú y Minsk anunciaron la posibilidad de desplazar misiles rusos en Bielorrusia si Washington persiste en su proyecto de llevar el escudo antimisiles al patio trasero de Rusia.

Lukashenko mostró a su vez el compromiso de Bielorrusia de «coordinar estrechamente sus acciones con la parte rusa en la adaptación del Tratado sobre las Fuerzas Convencionales en Europa (FCE)».

Rusia puso en marcha el pasado miércoles una moratoria en el cumplimiento del Tratado FCE que limita el despliegue de armamento en el Viejo Continente. Lo hizo porque la OTAN se niega a firmar la revisión del Tratado, consensuada en Turquía en 1999, para responder a los cambios en el escenario mundial tras el fin de los bloques y la constante ampliación de la OTAN hacia las fronteras de la antigua URSS.

En materia económica, Lukashenko y Putin firmaron un memorándum por el que Rusia se compromete a otorgar a Bielorrusia un crédito inmediato por valor de 150.000 millones de dólares, destinados preferentemente a compras de energía.

Paralelamente, Putin prometió que «el precio del gas para los socios bielorrusos no va a subir».

El Kremlin da así marcha atrás, con respecto a Bielorrusia, a sus planes de revisar sus tarifas gaseras, lo que provocó el año pasado una grave crisis con Ucrania y un aumento de la tensión con Minsk.

Ambos países se comprometieron a no torpedear el tránsito de gas a Occidente.

Profundizar en la Unión

Putin defendió «mayor energía para crear un espacio económico común y una unidad aduanera».

No trascendió novedad alguna en torno a la cuestión de la Unión Rusia-Bielorrusia en plenos rumores sobre el futuro político de Putin.