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El obispo Blázquez arremete contra el aborto y el «divorcio express»

El presidente de la Conferencia Episcopal Española y obispo de Bilbo, Ricardo Blázquez, ha aprovechado su mensaje navideño para elevar el tono de las críticas que desde la Iglesia católica se lanzan tradicionalmente contra la interrupción del embarazo y contra el divorcio.

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Ricardo Blázquez considera que la aceptación del aborto en la legislación es «una señal evidente de una peligrosa crisis moral» y que la interrupción voluntaria del embarazo se ha convertido en «un pretendido derecho de la mujer a su cuerpo». Al mismo tiempo, comenta que el denomiando «divorcio expréss» ha inferido «un terrible golpe a la estabilidad del matrimonio».

En su habitual mensaje navideño, el obispo de Bilbo y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), reflexiona sobre dos realidades como el aborto y el divorcio expréss que, a su juicio, han adquirido «las dimensiones de fenómenos socialmente preocupantes».

«No quiero ser aguafiestas, pero, contando con la bondad de todos que en estos días es más patente, cumplo una exigencia implicada en el ministerio episcopal», señala en referencia a su labor dentro de la jerarquía católica.

Más adelante insiste en que la familia, siempre entendida dentro de la ortodoxia de la doctrina católica, es un «pilar básico de la sociedad», por lo que asegura que su «quiebra» les llena de «inquietud» de cara al futuro. En este sentido, afirma que en las últimas semanas se han recibido «con estupor» noticias «estremecedoras sobre el aborto».

Asegura también que las informaciones sobre las clínicas abortistas de Barcelona y Madrid en la que se realizaban abortos de forma ilegal «llenan de tristeza y de indignación». A continuación utiliza un lenguaje peculiar para referirse a esos hechos: «Hemos conocido la realidad de niños literalmente destrozados para sacarlos del seno materno y posteriormente triturados para eliminarlos sin levantar sospechas ni dejar huellas. ¡Cuánto nos cuesta mirar de frente esta realidad macabra y hasta llamar a las cosas por su nombre!».

«Eufemismo encubridor»

El obispo de Bilbo comenta que la interrupción voluntaria del embarazo es un «eufemismo encubridor de una acción horrible y nefanda», y que el aborto procurado es la «eliminación deliberada y directa de un ser humano en la fase inicial de su existencia».

«¿No es la aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y en la legislación una señal evidente de una peligrosa crisis moral? ¿Cómo es posible que el paradigma del amor de Dios a los hombres, a saber, el amor de la madre que no olvida al hijo de sus entrañas, se haya degradado hasta convertir el aborto en un pretendido derecho de la mujer a su cuerpo para disponer según su arbitrio del hijo que está gestando?», pregunta.

Por otro lado, alerta de que no es un «buen síntoma» que en los países de Europa, particularmente en el oeste, se haya detectado una «fragilidad creciente de la estabilidad y de la fidelidad de los matrimonios», así como una «aceptación y multiplicación del divorcio como si fuera una fatalidad a la que deberíamos resignarnos porque sería imposible cambiar el curso de los acontecimientos».

«Es preocupante el altísimo porcentaje de matrimonios que se rompen y la proporción creciente; si no cambia el signo, en poco tiempo, de dos matrimonios contraídos, uno fracasará», asume el presidente de la CEE.

Dios y los hombres

«No podemos señalar a nadie -comenta el prelado-, ya que sólo Dios conoce el corazón de las personas, pero es razonable que la sociedad haga un alto en el camino para reflexionar honradamente sobre la marcha de las cosas».

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