El atentado que mayor número de muertes originó -25- se produjo en el exterior de un complejo residencial propiedad de la compañía estatal petrolera North Oil Company en Baiji, a unos 250 kilómetros al norte de Bagdad, donde un kamikaze precipitó la furgoneta que conducía contra un camión cargado de botellas de gas, según un responsable de las fuerzas de seguridad iraquíes.

El Ejército estadounidense precisó que eran dos los kamikazes que circulaban en la furgoneta y no uno, tal y como se indicó en un principio. El balance de muertos podría ser mayor, ya que más de 80 personas sufrieron heridas de distinta consideración y se temía que entre los escombros podrían hallarse más personas.

El ministerio de Interior anunció el despido inmediato del jefe de la Policía de Baiji, Salah al-Kaissi, y la instauración del toque de queda en la ciudad, donde se encuentra la mayor refinería del país.

Baiji se encuentra situada al norte de Tikrit, capital de la provincia de Salahedin, donde los grupos insurgentes vinculados a al-Qaeda mantienen una gran actividad. El pasado 14 de setiembre, en otro atentado de gran magnitud en esta ciudad, once personas murieron y ocho resultaron heridas por la explosión de un camión bomba, que también estaba conducido por un kamikaze.

Inmolado en unos funerales

Más al sur, en Baquba, a unos 60 kilómetros al norte de Bagdad, otro kamikaze vestido con un chaleco con explosivos se inmoló durante el funeral de dos miembros del Consejo Despertar, -contrarios a al-Qaeda- que fueron abatidos horas antes de «forma accidental» por soldados estadounidenses. La explosión provocó la muerte de cuatro miembros de las Brigadas de la Revolución de 1920, a un antiguo grupo de insurrectos sunnitas aliados ahora con el Ejército de EEUU contra Osama Bin Laden. Entre los muertos figura Haj Farhan al-Baharzawi, jefe de esas Brigadas para la provincia de Diyala, que tiene a Baquba como capital. Un periodista de AFP presente en los entierros y un médico confirmaron esas cuatro muertes.

Contra el gobernador

Por otra parte, en la ciudad de Mosul, 360 kilómetros al noroeste de Bagdad, una bomba de carretera estalló al paso del convoy del gobernador de la provincia de Nínive, Durayid Kashmoula, quien resultó ileso. Sin embargo, su conductor y uno de sus guardaespaldas resultaron heridos, según indicó un responsable de la Policía de la provincia Mohammad al-Wakka.

El Ejército estadounidense, por su parte, aseguró en un comunicado haber matado a «trece terroristas» en operaciones llevadas a cabo el lunes y el martes en el centro y el norte de Irak.

Los atentados de ayer se producen días después del llamamiento que habría realizado contra los «apóstatas» sunies el supuesto jefe de la rama iraquí de al-Qaeda en Irak, Abou Omar al-Baghdadi, a quien no se ha visto nunca y de quien no existe ninguna fotografía.

Decenas de grupos sunnites bautizados Al-Sahwa (Despertador) se formaron con el apoyo, en particular, financiero del Ejército estadounidense en las regiones sunnitas de Irak para combatir a al-Qaeda.

Las acciones de los kamikaze se produjeron a pocos kilómetros de Bagdad, donde miles de cristianos acudieron a las iglesias para asistir a la Misa de Navidad, en medio de fuertes medidas de seguridad. El cardenal Emmanuel Delly, líder de la Iglesia Católica Caldea y primer cardenal de Irak, afirmó que «Irak es un ramo de flores de distintos colores, cada color representa una religión o etnia pero todos ellos tienen la misma esencia».