Jone Goirizelaia e Izaskun Larrieta Socias compromisarias del Athletic y aficionadas
La Selección es de la sociedad vasca
La cuestión de las selecciones no es exclusiva de las federaciones, y mucho menos de las instituciones. La Selección es de la sociedad vasca
Todos los años en Navidad se celebraba el partido de la Selección de Euskadi. Este año la Federación, recogiendo a través de los jugadores el sentir mayoritario de la población, ha dicho que va a jugar Euskal Herria. El cambio ha producido un efecto fulminante en el PNV. Algunos de sus dirigentes se han manifestado en contra. La ciudadanía no lo entiende, nosotros tampoco. ¿Por qué les molesta que nuestra Selección de fútbol se llame de Euskal Herria?
Puede parecer raro que hablemos de deporte. El deporte es una actividad basada en la competición que hace posible que las colectividades se reúnan y desarrollen actividades en común, pero en este caso, como en tantos otros ámbitos de nuestra sociedad, lo que está sucediendo es reflejo de las profundas contradicciones que tenemos que superar para construir en todos los ámbitos la nación vasca. Han pasado 20 años desde que la Selección de Euskal Herria de fútbol comenzó a jugar partidos. En su día cumplió su papel, demostró y demuestra que tiene buen nivel y sabe aprovecharlo pero, además, ahora hay que trabajar en otro campo y dar pasos concretos y firmes hacia la oficialidad.
A Euskal Herria le asiste el derecho a estar presente, como nación diferenciada, en los encuentros internacionales y, a pesar de que en virtud de lo señalado en las normas vigentes podríamos tener la competencia exclusiva en materia deportiva, no es así, y esta situación no colma los anhelos ni de nuestra sociedad ni de nuestros deportistas.
Se dio la gestión del conjunto de las actividades deportivas a los organismos deportivos autonómicos, pero transcurridos más de 20 años de esta gestión, ante el fracaso de esta vía, es hora ya de hacer una nueva propuesta a nuestro pueblo, y para ello hemos de responder a esta pregunta: ¿Por qué sólo se nos reconoce el derecho a gestionar y se nos niega el derecho a estar?
Desde un punto de vista democrático no tiene justificación alguna. Son numerosos los pueblos de Europa que, sin ser estados independientes, compiten en distintos deportes con sus propias selecciones: Escocia, Gales, Islas Feroe, Islas del Coral, Irlanda del Norte.
El problema de los vascos y vascas no es un problema de competencias. El problema aquí también es de soberanía, de capacidad. Padecemos también el problema del modelo jurídico, del Gobierno que tenemos, y para avanzar en este campo es necesario que Euskal Herria pueda ser soberana en la gestión del deporte. El hecho de ser una nación le da derecho a ello, más aún cuando la voluntad de los ciudadanos y ciudadanas va en esa dirección. Esa ansia del pueblo vasco se refleja sobre todo en el mundo del fútbol en estos momentos, cuando se reivindica la oficialidad. Esta reivindicación es un sólido sentimiento profundamente arraigado en el corazón de este pueblo.
Los deportistas vascos necesitan contar con un marco adecuado y deben saber que este marco les aportará seguridad jurídica, que contemplará la territorialidad, que garantizará la presencia de deportistas de Ipar Euskal Herria, de Nafarroa, de Bizkaia, de Araba, de Gipuzkoa.
Los deportistas vascos han dicho que quieren participar en competiciones oficiales simplemente como vascos. Para ello hay que trabajar, y este trabajo compete a las instituciones públicas y a sus gobernantes. A todos les oímos hablar de las selecciones, pero nunca nos han explicado qué trabajo realizan para que sean una realidad. Nos gustaría saber si han realizado algún estudio jurídico de la viabilidad, si han dotado partidas presupuestarias para poner en marcha el comité olímpico, extender licencias... qué planteamiento tienen para llevar adelante esta reivindicación.
Pero también deben actuar las federaciones vascas. Así, deben poner en conocimiento su intención de competir como nación ante las diferentes federaciones internacionales, por ello es absurdo que se plieguen y hagan caso a lo que les dice Madrid, sobre todo cuando desde la capital española no han tenido ni tienen reparo en recurrir a trampas, insidias y mentiras. No hay más que recordar, a modo de ejemplo, lo sucedido con el surf. ¿Cómo vamos a pedir para el fútbol lo que nos han negado en la pelota, en la sokatira y en el surf? Desde el punto de vista de la eficacia, es una iniciativa estéril, y una ofensa a la dignidad de este pueblo.
Nos vamos a hacer eco, además, de las últimas declaraciones de la Federación. Nos dicen que quieren pero no pueden, y esta actitud les deja en evidencia, ya que en base a la misma han tratado de excluir, cortando toda vía de interlocución, a aquellos agentes más comprometidos con la oficialidad.
A la vista de lo anterior, nuestra conclusión es clara. La cuestión de las selecciones no es exclusiva de las federaciones, y mucho menos de las instituciones. La Selección es de la sociedad vasca, y a todos y todas nos compete la lucha por la oficialidad, en el trabajo a realizar es necesaria la participación de todos los agentes, jugadores y jugadoras, afición, ESAIT, federaciones... y cualquier interesado, pues la labor es difícil y en ella no sobra nadie. Por ello creemos que es necesaria la creación de un marco que posibilite la realización del trabajo en común para la consecución del objetivo final: la oficialidad. Debemos generar un consenso social amplio, a partir del cual comenzar a dar pasos prácticos en este camino. Por eso es importante participar el próximo día 29 en Bilbao en la manifestación convocada por ESAIT.
No podemos finalizar este artículo sin felicitar y alabar la actitud de los profesionales, así como la labor que está desarrollando el grupo de opinión pro-selección vasca ESAIT en el mantenimiento de la identidad de nuestro pueblo, y debemos referirnos al esfuerzo realizado en el rugby, la sokatira, el fútbol, el balonmano, la pelota... porque ese esfuerzo ha sabido plasmar la voluntad de nuestro pueblo.
Pongamos en marcha la dinámica para conseguir que nuestro país compita a nivel internacional con representación propia; ni mejores ni peores que otros, simplemente como lo que somos: vascos y vascas.