Con el fallecimiento de una presa en la cárcel de Langraiz el pasado domingo son ya al menos seis las vidas que se han cobrado las cárceles vascas en lo que va de 2007. La última víctima apareció muerta en su celda, según informaron ayer fuentes de Instituciones Penitenciarias.

Al parecer, los funcionarios encontraron a la reclusa colgada de una sábana, y no se han comunicado más detalles del fallecimiento por expreso deseo de su familia. Los funcionarios informaron de la muerte al juzgado y están investigando lo sucedido, pero desde Salhaketa se denunciaba ayer que en fechas navideñas son más frecuentes estos casos y que deberían aumentarse las medidas para evitarlos.

Y es que, según los datos difundidos públicamente, al menos son seis las personas fallecidas en cárceles vascas durante el año 2007; tres en Langraiz, dos en Basauri y una en Iruñea. El primer óbito en la prisión alavesa tuvo lugar el pasado 10 de febrero, cuando un joven apareció sin vida en su celda. La siguiente víctima se produjo el 2 de setiembre en la cárcel vizcaina, presuntamente a causa de una sobredosis, tal y como lo denunció en su momento Salhaketa.

El 19 de setiembre murió en el hospital de Basurto un hombre que se encontraba encarcelado en Basauri, aunque no se informó hasta una semana después cuando se conoció otro fallecimiento en la cárcel de Langraiz. Según se aseguró en su día, murió por «causas naturales». Otro tanto se afirmó el pasado mes tras aparecer en su celda muerto un vecino de Zaragoza de 42 años que estaba como preso preventivo en Iruñea.

Asimismo, cabe destacar que a principios de este mismo año, en concreto en el mes de febrero, Salhaketa alertó de la situación de las prisioneras en Langraiz. Los portavoces del orga- nismo que trabaja para que se respeten los derechos de las personas presas analizó el modo de vida de las mujeres en la cárcel de Araba e hizo público un informe en el que se recogían declaraciones de presas y datos actualizados que revelaban una situación «preocupante».

Según explicaron, entre otros muchos problemas el módulo II de mujeres de la cárcel de Langraiz tenía sucias las paredes, cristales rotos y gran humedad. Advirtieron también de que había muchas mujeres que padecen graves problemas mentales y de salud en general.