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Raimundo Fitero

Familiar

En teoría, la televisión es siempre familiar. Preside, en demasiadas ocasiones, el ámbito común de toda la familia, aunque, además, se tenga en cada cubículo particular su posibilidad individualizada. Por lo tanto, la gran quimera del publicista, del programador generalista, y del político populista es conseguir tener a toda la familia delante del expendedor de anuncios, y a ser posible, en un mismo canal. La publicidad se emite simultáneamente en todas las cadenas, por lo que te pones a huir y lo único que consigues es perseguir al anuncio. O que te persiga.

Mercedes Milá acostumbra a realizar un extraño símil, comparando lo que sucede en la casa de GH, lo que sucede en el plató de GH, lo que representan los adictos a estas experiencias mortecinas, tanto en las posibilidades de verlos las veinticuatro horas, como en sus extensiones en otras pantallas a través de los chat y otras experiencias de comunicación inmediata y global, con una gran familia. La metáfora o es muy simplona, o no abarca todo lo que representa ese circo mediático con seres transformados en material de derribo. Ganó la novena edición, quien debía ganar, y de todo lo visto y oído, además de la fama de Amor, me quedo con la limusina absolutamente excepcional que transportó a los finalistas al plató. Y algún escote de la Milá, también fuera de categoría.

Sobre la familia oímos hablar mucho, predicar más, vender impuestos y ventajas sobrenaturales de manera excesiva, pero al final debemos caer en la cuenta de la constancia televisiva, que es una de las maneras para entender a la sociedad y las familias que más nos molan son las de «Los Simpson», eternamente en Antena 3, la de la serie «Padre de familia» en La Sexta, o la singular de «Dos hombres y medio» de La 2 y, aunque sea por cantidad vergonzante, las que representan esas parejas que acaparan audiencia de la mano del Moreno en Tele 5. Ejemplos magníficos de una televisión familiar en donde la familia no es nada más que un foco de neurosis, tensiones y maltratos. Tele-realidad, en forma de comedia o dibujos. Otros hablan en otros términos de la familia por convicción religiosa, interés fiscal o esperanza hereditaria.

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